10 verdades acerca de los deberes (o 10 razones para dejar de mandar deberes)
10 razones para dejar de mandar deberes por Jose
Manuel Sánchez Galán se encuentra bajo una Licencia
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A pesar de que el debate sobre los deberes ha existido
desde 1900, durante las dos últimas décadas del siglo
XX parecía haber un consenso mundial a favor del
valor de los deberes por parte de las autoridades
educativas. En cambio, padres, profesores y expertos
en la materia han aumentado en los últimos años las
investigaciones antideberes (Kralovec, 2007). Muchas
de estas investigaciones se han centrado en la relación
entre cantidad de deberes y resultados académicos.
Algunos de ellos han encontrado relación positiva, otros
relación negativa y otros ninguna relación (Cooper,
Lindsay, Nye & Greathouse, 1998, Cooper & Valentine,
2001). Pero los beneficios o perjuicios de los deberes
no se pueden valorar estudiando sólo la relación entre
cantidad y aprendizaje, ya que éste depende de
muchos más factores que la cantidad de práctica.
Hace unas semanas, la Federación de Consejos de
Padres de Alumnos de Francia (FCPE) convocó una
huelga de dos semanas sin deberes para parar lo que
ellos consideraron "trabajos forzosos".
Con el lema "Ce
soir, pas de deboirs", han abierto una plataforma que
ha servido de ejemplo para otras asociaciones de
padres que tampoco ven los deberes con buenos ojos.
La asociación mayoritaria de padres y madres de
alumnos de España, CEAPA, comparte la mayor parte
de las ideas recogidas en esa plataforma y por eso
lanzó un comunicado de prensa de apoyo ante la
iniciativa francesa.
En el presente artículo se pretende hacer un análisis de
algunas de las concepciones erróneas que
tradicionalmente se han ido adquiriendo acerca de los
deberes con el fin de aclarar algunas de las cuestiones
que más se debaten.
1. Los deberes no desarrollan aspectos positivos del carácter como la autodisciplina o la responsabilidad.
No existe ninguna evidencia científica que demuestre
relación entre el desarrollo de estos valores y la
realización de deberes en casa (Khon, 2006a).
Habitualmente, tal como señala Kohn (2006b), los
deberes sólo enseñan a "hacer lo que otros te dicen
que hagas".
Teniendo esto en cuenta, algunos de los valores más
importantes para optimizar los aprendizajes como
pueden ser el compromiso o la voluntad propia se
desarrollarían mejor a través de otro tipo de tareas que
partieran del interés del alumno y que se realizaran de
manera voluntaria.
2. El impacto sobre el resultado académico de los deberes es pequeño en secundaria y mínimo o inexistente en primaria.
En general, las investigaciones sobre deberes no han
encontrado ninguna correlación entre los deberes y los resultados obtenidos en enseñanza primaria, y sólo han
encontrado relaciones positivas en secundaria cuando
las pruebas o tests los han elaborado los propios
profesores (Cooper, 2001; Kohn, 2006a). En cualquier
caso, y tal como se exponía en la introducción, la
mayoría de los estudios se han centrado en la cantidad
de práctica en relación al resultado académico.
Otra corriente de estudio, quizá más interesante
teniendo en cuenta que el resultado académico
depende del currículo de cada institución, de la
exigencia de las pruebas, etc., es el análisis de la
relación entre deberes y bienestar de los alumnos.
Galloway y Pope (2007) encontraron en un estudio
realizado en secundaria, que para el 67,8% de los
alumnos, el estrés provocado por el colegio estaba en
relación a los deberes y exámenes. Este mismo estudio
señala que los alumnos dedican 3.04 horas (SD=1.40)
por las tardes a los deberes, y el 56% de la muestra
expresó que los deberes les había hecho abandonar
las actividades o hobbies que les divertían. Por otro
lado, el estudio muestra una clara relación entre la
cantidad de tiempo empleado en los deberes con las
posibilidades para abandonar actividades a causa del
estrés provocado por los deberes, sentirse exhausto,
ganar peso o dormir menos horas.
3. La mayoría de los alumnos evitan hacer los deberes que se mandan desde la escuela.
Los niños y jóvenes habitualmente odian los deberes y
frecuentemente se resisten a hacerlos (Crain, 2007).
Uno de los aspectos que analizaron en el estudio de
Galloway y Pope (2007) fue la utilidad de los deberes
percibida por los alumnos. Los alumnos del estudio
perciben una utilidad baja de las tareas que se les
asignan, y además, muestran un mayor estrés y
cansancio mental cuando la utilidad percibida es menor.
La utilidad de las tareas no sólo es fundamental para
enganchar a los alumnos al aprendizaje, sino para
asegurar un mejor bienestar emocional de los mismos.
4. Los deberes alejan a los alumnos de sus familias.
En el momento en que los alumnos se resisten a hacer
los deberes, es cuando los profesores piden a los
padres que tomen parte en el asunto. Se convierten,
como muchos padres han expresado en "el sicario del
profesor" o el "mandatareas" (Bennett & Kalish, 2007).
A pesar de que a priori los deberes hacen que los
alumnos pasen más tiempo con sus hijos, algunos
estudios demuestran que los deberes tienen un
impacto negativo en las relaciones familiares por
tratarse de interacciones tensas y frustrantes para
padres e hijos, por reducir el tiempo de ocio familiar y el
tiempo para dedicar a las tareas de la casa (DudleyMarling,
2003). Estos problemas se incrementan
especialmente en aquellos casos en que los alumnos
no obtienen resultados favorables.
Los colegios deberían fomentar una implicación de las
familias de otras formas que no sea sólo obligándoles a
ayudar a sus hijos a realizar unas tareas que ellos
solos no pueden hacer.
Profesora: Susana: no ha terminado las tareas de
matemáticas hoy en el colegio, así que se lo mando a casa
para que lo termine, por favor dedique tiempo con ella
haciéndolo.
5. Cuanto más tiempo se dedique a los deberes, se dispone de menos tiempo de calidad en clase.
Si analizamos las horas que dedican los alumnos a
tareas estructuradas, encontramos que pasan al menos
8 horas en el colegio. Si quitamos las 12 horas
necesarias para descanso y comidas, les quedarían 3
horas para el resto de actividades. Siguiendo las
recomendaciones de los defensores de los deberes (10
minutos por curso) (Cooper, 2001), un alumno en 6º de primaria dispondría de 1 hora para el resto de
actividades (higiene corporal, socializarse, jugar,
leer…). Es difícil imaginar que después de todo el
trabajo en casa, los alumnos van a estar al máximo de
sus posibilidades en el aula. Según Ellsasser (2007), lo
que determina el éxito no es el tiempo que dedican en
casa, sino la cantidad de tiempo de calidad para el
aprendizaje que se aprovecha en clase.
Además, los deberes son tradicionalmente recogidos,
corregidos y asignados en clase. Si sólo se gastaran
cinco minutos en cada clase a corregir deberes, un
alumno con siete horas lectivas, gastaría treintaicinco
minutos al día corrigiendo deberes en el colegio, lo cual
supone un total de más de ciento tres horas lectivas al
año.
6. Son discriminatorios.
Los deberes tradicionales están diseñados para la
familia típica de clase media de hace cien años. Padre,
madre, varios hijos, con una estructura jerárquica muy
determinada, y en la cual uno de los miembros (la
madre) no trabaja y se dedica única y exclusivamente
al cuidado de los hijos (Dudley-Marling, 2003). En la
actualidad, familias donde los dos padres trabajen o
familias monoparentales se encuentran en desventaja
respecto a aquellas que tienen un contexto familiar
similar al de la época en el fueron diseñados. Mayor es
la diferencia cuando los alumnos viven en entornos
socioculturales desfavorecidos (Kralovec & Buell, 2000).
Lo más preocupante es que las consecuencias
negativas que acarrea no hacer los deberes recaen
habitualmente sobre los alumnos sin tener en cuenta
que ellos no son responsables de sus propias
circunstancias (Hyde, 2008).
Por otro lado, los deberes son mandados, en la
mayoría de los casos, sin que los profesores tengan en
cuenta la vida personal de los alumnos. Da igual si van
al conservatorio de música y practican 4 horas cada
tarde de piano, o dan clases de dibujo, o practican
deportes.
7. Los efectos positivos de los deberes son menores que los efectos negativos.
Según los expertos, la ventaja más importante de hacer
deberes en casa es que extiende los contenidos
aprendidos en el colegio más allá del recinto escolar
(Marzano & Pickering, 2007).
Entre los efectos negativos de los deberes, una revisión
realizada por Kohn (2006a) de las investigaciones
sobre los deberes muestran que los alumnos obtienen
frustración, falta de tiempo para otras actividades,
pérdida de interés por aprender o perjuicio en las
relaciones familiares.
Según Bennet y Kalish (2007) haciendo deberes los
estudiantes ganan muy poco, si a cambio pierden
tiempo para dormir, jugar, socializarse con sus amigos
o dejar de desarrollar sus intereses propios, incluso si
estos son académicos, creativos o sociales.
8. La mayoría de los aprendizajes no dependen de la cantidad de tiempo dedicado.
El aumento del tiempo de estudio en casa parte de una
premisa errónea que relaciona directamente la cantidad
de práctica con el aprendizaje. Según Kohn (2006a), la
afirmación "mayor tiempo generalmente lleva a un
mejor aprendizaje" es demostrablemente falsa, ya que
existen suficientes casos en los que más tiempo no
conduce a un mejor aprendizaje, especialmente cuando
están involucradas la comprensión y la creatividad.
Tanto en lectura comprensiva como en tareas
matemáticas relacionadas con las resolución de
problemas se han encontrado resultados que
demuestran que el tiempo de práctica no es
determinante (Kohn, 2006a). Según Carole Ames
(citado por Kohn, 2006a), el aprendizaje "no depende
de los cambios cuantitativos sino de los cambios cualitativos en la forma en que los estudiantes se ven a
sí mismos en relación a la tarea o la forma en que se
involucran en el proceso de aprendizaje".
9. Los tradicionales deberes no despiertan el interés de los niños.
Testimonios reales: "A mi hija de primer curso le encantaban los libros y solía estar leyéndolos. Pero ahora ella raramente coge un libro que no se le ha asignado" "Mi hija no lee por placer porque ella asocia leer con los deberes y no lo encuentra divertido. Lo siente como un castigo" (Crain, 2007).
Como ya se ha expuesto en alguna otra ocasión a lo largo del artículo, los deberes suelen mandarse sin tener en cuenta a los alumnos, con lo cual puede ocurrir que en alguna ocasión se estén mandado tareas para alumnos que no necesitan una mayor cantidad de práctica, para otros a los que no les resulte útil, o incluso para otros para los que la tarea es demasiado difícil como para poder hacerla sólo.
Kohn (2007) propone como solución a este problema utilizar los deberes para involucrar a los alumnos en el proceso de toma de decisiones, ya que cree que la mejor forma en que pueden aprender es tomar decisiones en lugar de seguir directrices.
10. Hay otro tipo de actividades que el alumno puede hacer en casa por las tardes o durante el tiempo libre.
Las actividades en casa deben ayudar a los niños a desarrollar buenos hábitos de salud, actitud positiva hacia la escuela, mejorar el gusto por la lectura y las ciencias, y favorecer la idea de que aprender no sólo es algo que se hace en el colegio (Marzano & Pickering, 2007).
En un estudio realizado en Alemania por Elschenbroich (2004), se entrevistaron expertos de diferentes disciplinas sobre una serie de experiencias o aprendizajes que tienen que tener los niños a los siete años y que poco o nada tienen que ver con las tareas tradicionales. Entre ellas se encontrarían las siguientes: querer ganar y saber perder; haber cocinado, limpiado, hecho la cama, trabajado, pasado días enteros con los padres; poder experimentar que el cuerpo flota en el agua; haber participado en una guerra de almohadas; pasar una noche fuera de casa, etc.
Las tareas que proponemos para hacer en casa o durante el tiempo libre tienen más que ver con el desarrollo de la creatividad, el descanso, la actividad física, la socialización, etc. y que parten de la voluntad y del interés del niño.
Referencias
Bennet, S., & Kalish, N. (2007) The Case Against Homework: How Homework Is Hurting Our Children and What We Can Do About It, New York: Three Rivers Press.Cooper, H. (2001) The battle over homework. Thousand Oaks, CA: Corwin Press.
Crain, W. (2007) An interview with Alfie Kohn, Encounter, Education for Meaning and Social Justice, 20(4), 13-23.
Dudley-Marling, C. (2003) How school troubles come home: The impact of homework on families of struggling learners. Current Issues in Education, 6(4).
Ellsasser, C. (2007) Do the Math: Redesigning homework to create more time for learning. Encounter, Education for Meaning and Social Justice, 20(4), 43-54.
Galloway, M. K., & Pope, D. (2007) Hazardous homework? The relationship between homework, goal orientation, and well-being in adolescence. Encounter, Education for Meaning and Social Justice, 20(4), 55-69.
Hyde, M. (2008) The effects of Math homework on student achievemente in the Fourth Grade. Kennesaw State University: Graduate Publications Center.
Kohn, A. (2006a) La verdad acerca de los deberes: las tareas innecesarias persisten por causa de las ideas equivocadas sobre el aprendizaje. Education Week.
Kohn, A. (2006b) The homework myth: Why our kids get to much of a bad thing. Cambridge, MA: DaCapo Press.
Kohn, A. (2007) Rethinking homework. Principal
Kralovec, E. (2007) A brief history of homework. Encounter, Education for Meaning and Social Justice, 20(4), 8-12.
Kralovec, E., & Buell, J. (2000). The end of homework: How homework disrupts families, overburdens children, and limits learning. Boston: Beacon.
Marzano, R. J., & Pickerin, D. J. (2007) The case for and against homework. Educational Leadership, 64(6),
Ohanian, S. (2007) The homework revolution. Encounter, Education for Meaning and Social Justice, 20(4), 90-97.
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