RECORDANDO A MAMÁ
De nuevo me siento gratamente sorprendido <y admirado> por la espléndida producción literaria de mi admirado amigo Martín Maldonado; especialmente cuando se trata del amor que por su familia; hoy recupero esta pieza que publicó el 31 de marzo de 2016 a la que puesto por título "Recordando a mamá" aunque Martín la ha dejado sin título alguno.
Fui bendecido en el momento que Dios sopló el viento de mi vida y me llevó hasta mi mamá para ser de ella y para que fuera mía. He caminado de su mano la aventura de la vida, libre y confiado, con la seguridad de sentirme protegido y cuidado. Al ser de ella también he sido protagonista de su historia de amor de mas de sesenta años. Si, fui bendecido desde antes de nacer.
Mi padre fue poeta, hombre culto, lector incansable. Siempre tenía las palabras precisas y podía platicar con él de lo que fuera. Mi mamá ha utilizado un lenguaje distinto. Ella habla con sus manos. Sus manos siempre han sido suaves y lo hacen todo, lavar cerros de ropa, hacer de comer, barrer y acariciarte. Habla con su mirada, con el brillo de su mirada para ser mas preciso, y habla con su sonrisa, siempre sonríe. Me ha enseñado que el mundo no es tan complicado como parece ser.
Lo que si nos gritaba era "vas a ver chiquitito, te traigo en jabón" cuando habías sido lo suficientemente rápido para evitar que te atrapara. Ahora se que nos dejaba escapar porque cuando regresábamos, igual que en el poema de la chacha Micaela en donde cada noche la madre es incapaz de perturbar el sueño de su hijo y refrenda su amor, ella nos volvía a acariciar, nos bañaba, nos daba de comer, y no importaba que te embarraras de frijoles o tiraras el agua. Ella dice que a los niños hay que dejarlos que coman como quieran. Sabe que comer es mas que ingerir alimentos y la comida debe nutrir el cuerpo y convertirse en un acto que nutra el alma.
Si, mi mamá te dice con acciones lo que te quiere. Recuerdo cuando Abundio se cayó de la casa sobre una reja de fierro, ella lo levantó y corrió con él en brazos hasta donde estaba mi cuñado Chuy para pedirle que la llevara al hospital. Cuando en las noches de tormenta iba por nosotros a nuestros camas y nos cargaba para llevarnos a un pasillo de la casa en donde ya había tendido sabanas y cobijas. Nos acostaba y rezaba junto a nosotros. Nos protegía de aquello a lo que le temía y de aquello que nos pudiera causar algún daño. Recuerdo también cuando bendecía la comida antes de servirnos y cuando me levantaba el cabello y me decía que tenia unos ojos preciosos. Soy el resultado de muchos actos de bondad y de amor que habrán de acompañarme hasta el último día de mi vida.
Fiel a su sentido del humor, me dijo que no debieron haber puesto en la invitación a su fiesta el número 90. Yo estuve de acuerdo con ella y le comenté que en realidad no festejamos años. Celebramos su vida y el ser parte de ella.
Fernando Bauza escribió: increíble texto mi amigo, no podrías describir mejor el alma de tu mami. Dios la bendiga siempre y bendiga a toda tu familia.
Juana Raquel Maldonado Luna: Así es Martincito y aqui seguimos fieles a sus enseñanzas y el legado que nos dejaron nuestros padres... Maravillosamente bendecidos.
Una pieza igualmente hermosa de Martín para su madre se encuentra en este vínculo. http://mirelesespacioeducativo.blogspot.mx/2016/05/tributo-una-mama_16.html
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