En principio, narrar es contar un suceso; sea este matizado por detalles, aderezado con el punto de vista del narrador y cargado de emotividad o sea solamente el relato escueto de los hechos o como forma de dar cuerpo a las ideas o vida a la imaginación del hombre.
Quizá sea la forma mas antigua de estrategia pedadogica, la narración fue empleada por los presocraticos como recurso en su cosmogonía; siguió luego presente en la educación romana y en los demás pueblos de la antiguedad hasta llegar a nuestros días; siempre privilegiada en la intención de dar sentido y hacer inteligible el mundo que nos rodea.
Intencional, accidental o circunstancial, la narrativa es casi inherente al oficio de ser maestro; es con ella que se orienta la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias, con ella se contextualiza, se profundiza, se significa y se pretende re-vivir la experiencia.
Ahora bien, en el ámbito de la historia, con la narrativa el maestro "recupera" argumentos, intenciones y condiciones presentes en el suceso histórico que recrea para sus alumnos; si sus cualidades y habilidades narrativas se lo permiten, el maestro se aventura en la representacion del personaje cuya vida o suceso esta narrando, pretendiendo con ello la recuperación de pensamientos, deseos y sensaciones que se suponen presentes en el animo de los protagonistas de la historia.
Si en la narrativa docente subyace la intención de descubrir, averiguar los motivos y creencias de la gente y reconstruir sus estructuras sociales y las practicas culturales en las cuales vivieron para con ello favorecer la comprension y análisis de la historia, quizá sea momento de indagar sobre las bondades de la narrativa como la estrategia pedagógica adecuada para este fin.
La narrativa, expresión del conocimiento histórico, permite la confluencia de diversas formas del conocer humano, en ella existen continuidades y cambios a lo largo del tiempo, allí se incorporan los puntos de vista y perspectivas culturales de quienes narran [y -por ende- de sus sociedades].
Sin embargo, ser buen narrador requiere de cualidades y habilidades que no siempre el docente posee; es imprescindible el conocimiento -cuanto mas profundo, mejor- del suceso a narrar; sin el, la narración se vuelve literaria.
Así pues, si deseamos con nuestros alumnos enriquecer la comprension de la historia y ampliar su perspectiva haciéndola coherente con la realidad, necesitamos transitar de la narración egocéntrica e incoherente a una narrativa en la que se incorporen diversos puntos de vista; que presente argumentos lógicos, bien formulados y que sean coherentes con los hechos formulados en la trama. Si tal hacemos, entonces nuestra historia sera una construcción del presente hacia el pasado, sera coincidente en el énfasis que los programas actuales hacen de la idea de que
"el conocimiento histórico este sujeto a diversas interpretaciones y a renovación constante".
RMirelesC
la narrativa me parece un tema muy interesante ya que es algo facil y muy practico a la hora de dar clase
ResponderBorrarLa narración para es importante ya q a través de esta podemos hechar a volar nuestra imaginación contando algo que nos ha pasado o algo q deseamos que pase ...
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