Por considerarlo interesante, didáctico y aleccionador, transcribo el artículo publicado en el siguiente sitio http://insurgenciamagisterial.com/el-lado-oscuro-de-la-evaluacion-docente/ por "el evaluador"
Por: El evaluador. 16/02/2016
El autor es Profesor frente a grupo, idóneo para la función directiva, evaluador certificado y con desempeño destacado (según la simulada evaluación del desempeño docente).
Entre escepticismo y aplauso, el Instituto Nacional para la evaluación en México (INEE) ha dado a conocer una vez más, un cambio al reajustado calendario de evaluación. En esta ocasión los cambios están relacionados con la evaluación del Desempeño Docente, que determina el grado de idoneidad del profesor frente a grupo y con ello, dar cumplimiento al tercero constitucional.
Hay que recordar que el INEE es la
institución, que por ley, es responsable de evaluar a los docentes de educación
básica y media superior, para garantizar la calidad de la educación, objetivo
último de la Reforma Educativa (RE).
Pero al parecer, esta asignación, vital
para transformar el sistema educativo mexicano, le ha quedado muy grande al
INEE, quien con todos sus consejeros, académicos reconocidos por la comunidad
educativa, no dimensionaron desde sus más perfeccionadas teorías evaluativas,
que evaluar al magisterio es una tarea compleja que requiere de un millonario
presupuesto, el cual no existe, ni existirá, por la sencilla razón de que la RE
no pretende mejorar la educación de nuestro decadente país.
Como remedio casero, el INEE amoldó la
evaluación, partiendo de sus rebuscados criterios y parámetros para evaluar el
desempeño docente, a partir de los instrumentos siguientes: un informe
realizado por el directivo escolar (que en la hoja de resultados no tiene
ningún valor), evidencias de productos de alumnos obtenidas después de ejecutar
un plan de clases (en su mayoría fueron hechizas), un examen estandarizado
compuesto por 154 reactivos (diseñados por CENEVAL) y una planeación
argumentada (que bien pudo tener cualquier nombre, dicho por el mismo CENEVAL).
Estos instrumentos, en un verdadero
proceso de evaluación, podrían ser complementos que aportaran información para
determinar el nivel de desempeño de un profesor de educación básica y media
superior. Sin embargo, el INEE estableció por cuestiones de recurso, algo
razonable pero no justificable: que los instrumentos en cuestión serían
suficientes para determinar el nivel de desempeño de un profesor.
Se tiene aquí el primer error respecto
de la evaluación del magisterio, ya que la verdadera evaluación del desempeño
de un docente, es a través de la observación de clases, de la forma en la que
se involucran docente, alumnos, estrategias de intervención, evaluación y el
contexto en el que se desenvuelve (escuela y comunidad); teniendo así una
verdadera evaluación contextualizada y no actos simulados de evaluación, solo
para proporcionar datos estadísticos y no datos reales que contribuyan a la
mejora del docente y por consecuencia al logro de los aprendizajes de los
alumnos.
En estos actos de desesperación, el
INEE y su fiel escudero, la Coordinación General del Servicio Profesional
Docente (CNSPD), recurrieron al especialista en evaluación para llevar a cabo
la tarea perversa de diseñar y calificar los instrumentos de evaluación
(evidencias, examen en “línea” y la planeación argumentada). En este caso, el
especialista que califica y determina el nivel de desempeño de un profesor, es
el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (CENEVAL),
institución especialista en evaluación, a través de exámenes estandarizados y
no de exámenes contextualizados.
Al ser CENEVAL el responsable de
evaluar al docente, surge un dilema jurídico, ya que la Ley General del
Servicio Profesional Docente (LGSPD) (algo así como la columna vertebral de la
RE), establece que el INEE es el responsable de evaluar el ingreso, la
promoción y la permanencia de los docentes con apoyo de evaluadores
certificados, mismos que el INEE formaría y certificaría para llevar a cabo la
tarea evaluativa.
A pesar de existir alrededor de 3,500
evaluadores, el CENEVAL no confía en la formación de ellos; solo confía en sus
mecanismos (incluyendo su personal “especializado”) utilizados por años, para
llevar a cabo la tarea titánica de revisar y calificar los casi 500 mil
productos de evidencias docentes. Sin embargo, el INEE obliga al CENEVAL a
contratar a dichos evaluadores para avalar (como paleros de merolicos) que la
evaluación a docentes sea en apego a la LGSPD; una simulación dentro de otra.
Por ello el CENEVAL para llevar a cabo
el proceso evaluativo de permanencia docente, ha contratado a algunas personas
como sinodales, (certificados y no certificados), pero a decir de ellos,
especialistas en evaluación por rúbricas para evaluar o valorar los productos
de Planeación Argumentada (PDA) y Evidencias de Enseñanza Educativa (EEE).
Las PDA y las EEE son valoradas por
medios de rúbricas, en las que se manejan 10 y 12 criterios de evaluación
correspondientemente, obteniendo como máximo 40 puntos para la PDA y 48 puntos
para las EEE. En cada rúbrica existe una deficiente descripción en los niveles
de desempeño. En algunos niveles se expresan los verbos “argumenta” y
“describe”, haciendo la diferencia entre un nivel y otro la palabra
“ampliamente”, sin precisar cuándo un docente describe o argumenta ampliamente,
quedando a la subjetividad del evaluador o sinodal la “amplitud” de la argumentación
y/o descripción.
Aunado a lo anterior, se suma que
CENEVAL paga la mísera cantidad de cien pesos por producto evaluado (PDA y
EEE). En el caso de las PDA existen de 3 a 6 páginas y de las EEE entre 4 a 40
o más páginas (si tiene más de 10 páginas será difícil que el evaluador lea el
producto). Los evaluadores tienen una jornada de trabajo de 8 horas (480
minutos, sin restar los atrasos técnicos, las necesidades fisiológicas, entre
otras vicisitudes) diarias. En el caso de las PDA se cuenta para evaluar como
promedio con 22 minutos por producto, si el evaluador realiza una
actividad consiente y responsable. Para las EEE el promedio debería de ser de
32 minutos o más, si se realiza una verdadera revisión al producto, ya que
incluye evidencias fotográficas y textos argumentativos extensos.
CENEVAL paga por productividad (lo que
prostituyó el proceso) sin calidad, los evaluadores por ganar más que otros,
reducen el promedio de REVISIÓN (de menor valor taxonómico) y no ANÁLISIS y
VALORACIÓN (de mayor nivel taxonómico) de cada producto. Algunos de ellos
llegan a calificar 40 o más productos en un día, dejando en un promedio de 12 y
10 minutos por producto (sin restar los 3 minutos en los que se pierde al
cargar el folio al sistema, cambiar de una pantalla a otra). En ese tiempo no
existe una valoración responsable, solo existe una revisión inconsistente que
podría perjudicar o beneficiar al docente evaluado, dando resultados nada
confiables y alejados del verdadero desempeño de un profesor.
Para emitir un juicio de valor, el
sinodal responsable y ético compara la evidencia con los textos argumentativos
y debe considerar el contexto descrito, con la planeación del docente que
valide cada argumento expuesto. Pero esto no sucede, ya que de hacerlo así, el
evaluador ocuparía más de 30 minutos en cada producto, reduciendo las ganancias
de su trabajo.
Por otra parte, la EVALUACIÓN
CONTEXTUALIZADA, la que anunció el INEE solo para mitigar la resistencia de
algunos grupos magisteriales, no es considerada por el CENEVAL, debido a que
solo se revisa el texto del producto (las evidencias son lo de menos) y asignan
productos para calificar distintos al área de formación del evaluador. Por
ejemplo, un profesor evaluador de secundaria de la asignatura de historia (si
bien le va al docente evaluado) valora el trabajo de un docente de las demás
asignaturas, aun cuando pueda carecer de conocimiento del programa de estudio
de las restantes asignaturas, quedando los resultados al criterio del evaluador
de manera subjetiva, perdiendo el instrumento de evaluación la confiabilidad y
la objetividad que tanto pregonan.
Pero peor aún, el CENEVAL por su afán
de cumplir en los tiempos señalados por el secretario de educación Aurelio Nuño
Mayer (el cual está en plena campaña como presidenciable), asignó en los
últimos días a evaluadores de preescolar, productos para calificar de docentes
de primaria y secundaria; así mismo, docentes de secundaria revisaban
productos de primaria, preescolar y de media superior; casi todos los
evaluadores realizaron esta acción perversa solo por ganar cien pesos más. A
este comentario el CENEVAL saldrá en su defensa, argumentando que los productos
fueron revisados por varios evaluadores. Pero aun, de ser así, al final los
resultados serán subjetivos, atentando contra la estabilidad laboral del
docente.
Los resultados obtenidos del desempeño
docente (insuficiente, suficiente, bueno o destacado) no indican en ningún
momento el verdadero desempeño del docente en el aula. El verdadero instrumento
de evaluación del desempeño del docente en el aula es la observación formal,
instrumento que difícilmente será aplicado por carecer de tiempo, recurso
económico y evaluadores certificados. El docente que posea la habilidad de
redacción, podría pasar con nivel de destacado (accediendo al incremento del
35% de su salario), aun cuando en la práctica sea de suficiente, o un docente
podría obtener el nivel suficiente, aun cuando en su contexto realice una
excelente práctica. SON RESULTADOS ENGAÑOSOS.
Ante todas estas irregularidades, al
docente no le queda nada que hacer, ya que la LGSPD establece que los
resultados son inobjetables. Sin embargo, el profesor evaluado puede y debe
exigirle a la CNSPD que en la emisión de los resultados, establezca el número
de evaluadores que revisarán su producto y el número de registro que tienen
asignados los evaluadores ante el INEE.
Como ciudadano, debe exigirse al INEE
un informe detallado, en el que indique en que momento o cómo el proceso de
evaluación del desempeño docente es contextualizado. Que dé una explicación
argumentada de el por qué utilizar al CENEVAL como agente evaluador y por qué
esta institución “experta” utiliza evaluadores no certificados en la valoración
de los productos. Es de esperar que el INEE niegue esta irregularidad o más
aun, no dé la cara para explicar lo aquí expuesto.
Para mejorar el proceso, el INEE, la
CNSPD y las autoridades educativas locales, deben comisionar a los docentes
evaluadores, capacitarlos permanentemente en docencia, evaluación y ÉTICA.
Formar colegiados para elaborar, validar y aplicar reactivos e instrumentos de
evaluación, contextualizados, objetivos y confiables.
Ningún docente más debe presentar la
evaluación de permanencia, hasta que el INEE y la CNSPD transparente el proceso
de evaluación. Que los resultados sean formativos, no punitivos.
Que al ser formativa la evaluación,
deben darse a conocer las rúbricas de los instrumentos de evaluación, porque la
intención es formar al docente, no lesionarlo en su aspecto laboral.
¡Basta ya de engaños! ¡Basta ya de
evidenciar al docente! ¡Basta ya de tanta pasividad magisterial y social!
¡Basta ya de permitir más simulación!…
exige tu derecho como docente, trabajador y ciudadano.
Por una educación de calidad, no más
políticas educativas improvisadas, DI NO A LA EVALUACIÓN MAGISTERIAL simulada.
Fin del artículo.
Es evidente que la persona que lo publicó sabe de lo que habla, sus descripciones son ilustrativas de un proceso que los maestros comentamos en los pasillo y en las reuniones informales... un documento valioso por su contenido... y porque implicó en el autor la violación de un convenio de confidencialidad que seguramente firmó con el INEE o CENEVAL; en ambos casos tiene aquí mi reconocimiento a su valía como ser humano y como profesionista y profesional.
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