LOS BUENOS MAESTROS: SABER, PASION y DIDACTICA.
Esta reflexión y sus aportaciones las debo a un maestro apasionado por lo que hizo durante su fructífera vida profesional en diversas instituciones, yo tuve el privilegio de compartir con él un breve tiempo en la Unidad 303 de la Universidad Pedagógica Nacional en Poza Rica, Ver. y le debo algo más que gratitud y respeto...
Maestro Cano... para su honra
El oficio de educar reclama en estos momentos -dice el maestro Cano - un educador responsable y competente para atender a las nuevas generaciones. Desde esta perspectiva analiza tres rasgos que caracterizan a los buenos maestros. estas son: Saber, pasión y didáctica los cuales analiza y reflexiona desde su posición como educador y formador de docentes de educación básica misión que ha desempeñado siempre como maestro frente a grupo.
Hay que hacer notar que la práctica docente puede ser interpretada desde la teoría pedagógica donde el saber, la pasión y la didáctica pueden ser determinantes; así, la enseñanza se cualifica desde el manejo de la didáctica considerada como disciplina relacionada con las practicas de enseñanza. Esta se concibe como la forma peculiar que tiene cada docente para impartir sus clases, producto de sus concepciones, saberes, formación y competencias profesionales.
Desde la didáctica puede advertirse el desempeño de los buenos maestros que equivale a una enseñanza de calidad y una práctica que conlleva a la excelencia académica. Ejercer una buena docencia requiere considerar algunos rasgos éticos que caracterizan a estos maestros, aunado a la buena planeación que hacen de sus clases, la preparación con pruebas y trabajos y la actualización y estudio permanentes que incluyen la inversión en compra de libros y suscripciones a revistas.
El buen maestro debe transmitir valores, destacar el valor de la civilidad, otro el del esfuerzo, y un tercero el valor del texto escrito, valores que se integran en el proceso formativo de cada estudiante. Son valores que se cultivan durante el desarrollo de sus clases. <<un maestro enseña lo que sabe y lo que mal sabe>>. Hacer una clase amena donde destaque supone poner en crisis nuestras prácticas. Una clase se torna critica cuando se sitúa, momentos decisivos y que requieren nuevas respuestas, nuevas maneras de mirar y nuevas maneras de actuar. Un buen maestro provoca la generación del conocimiento y lo hace con cierta pasión, utilizando una voz pedagógica que mueve y conmueve al estudiantado; promueve la resolución de situaciones problemáticas; trabajar en forma independiente y que aprendan a verbalizar sus formas de resolución de problemas.
En las clases de los buenos maestros se plantean problemas y se formulan cuestiones relevantes y pertinentes para el marco cultural y emocional de los estudiantes.
Los buenos profesores poseen una cultura académica y pedagógica, conformada en un marco de formación autodidacta. realizan con placer y dedicación su trabajo docente; desbordan pasión en el salón de clases, imprimiendo una fuerza de argumentación en sus disertaciones. Enseñan con ímpetu profesional que incitan a la reflexión y ala acción; son mediadores en el proceso de la enseñanza-aprendizaje. Tienen una técnica que llega a convertirse en un arte y en "eros" que es a la vez deseo, placer y amor al conocimiento y amor por los alumnos. Morin sostiene que el"eros permite dominar el placer legado al poder en provecho del placer unido al don".
Ese amor y esa pasión se convierten en una postura didáctica por parte de los buenos maestros que manifiestan las ansias por el saber que adquieren mediante la lectura desde la realidad que hacen desde una posición critica y autocritica, su curiosidad intelectual por la preocupación constante por los problemas sociales que agobian a esta soledad posmoderna y por la necesidad que siente de comunicar sus saberes, por el goce que despierta la lectura y toda manifestación cultural y artística que moldea su carácter y sus convicciones.
El maestro Cano Recurre a Morin para cerrar esta reflexión reconociendo que que buenos maestros son aquellos que reflejan en su práctica docente el sentimiento de entender la enseñanza como una misión o tarea noble que entraña conocimiento, sabiduría docente, experiencia sistemática, arte, amor, cultura pedagógica y compromiso social.
En las clases de los buenos maestros se plantean problemas y se formulan cuestiones relevantes y pertinentes para el marco cultural y emocional de los estudiantes.
Los buenos profesores poseen una cultura académica y pedagógica, conformada en un marco de formación autodidacta. realizan con placer y dedicación su trabajo docente; desbordan pasión en el salón de clases, imprimiendo una fuerza de argumentación en sus disertaciones. Enseñan con ímpetu profesional que incitan a la reflexión y ala acción; son mediadores en el proceso de la enseñanza-aprendizaje. Tienen una técnica que llega a convertirse en un arte y en "eros" que es a la vez deseo, placer y amor al conocimiento y amor por los alumnos. Morin sostiene que el"eros permite dominar el placer legado al poder en provecho del placer unido al don".
Ese amor y esa pasión se convierten en una postura didáctica por parte de los buenos maestros que manifiestan las ansias por el saber que adquieren mediante la lectura desde la realidad que hacen desde una posición critica y autocritica, su curiosidad intelectual por la preocupación constante por los problemas sociales que agobian a esta soledad posmoderna y por la necesidad que siente de comunicar sus saberes, por el goce que despierta la lectura y toda manifestación cultural y artística que moldea su carácter y sus convicciones.
El maestro Cano Recurre a Morin para cerrar esta reflexión reconociendo que que buenos maestros son aquellos que reflejan en su práctica docente el sentimiento de entender la enseñanza como una misión o tarea noble que entraña conocimiento, sabiduría docente, experiencia sistemática, arte, amor, cultura pedagógica y compromiso social.
Dichosos los que tuvimos el privilegio de compartir saberes con el maestro Cano; el tiempo de clase con él siempre fue una experiencia enriquecedora.
El autor de este texto muestra un valor de su persona: la gratitud, y lo muestra a quien en el desempeño de su práctica profesional contribuyó a su formación, pues el ejemplo recibido permanece en la vocación y profesión de usted Rafael Mireles
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