PERFIL DE TRADUCTOR
LITERARIO
A vueltas con el traductor literario: una reflexión sobre sus
competencias
Yolanda Morató Agrafojo
La linterna del traductor….la
revista multilingüe de ASETRAD
En este
artículo se analiza una de las competencias fundamentales que tradicionalmente
ha quedado excluida de las destrezas que se esperan de un buen traductor
literario. La capacidad de convertirse en agente de su propio conocimiento de
la cultura de la lengua extranjera desde la que traduce aún sorprende a muchos
egresados de la titulación de Traducción e Interpretación, e incluso a algunos
traductores. El cambio del papel pasivo al activo del traductor literario
reside en el conocimiento del mercado editorial y de la propia literatura.
Yolanda Morató es
profesora asociada en el departamento de Filología y Traducción en la
Universidad Pablo de Olavide. Se licenció en Filología Hispánica (U. de
Sevilla) e Inglesa (U. de Huelva); tiene un máster en Literatura del Modernismo
inglés (Birkbeck College, U. de Londres) y otro en Traducción e
Interculturalidad (U. de Sevilla). Realizó estudios de postgrado en la
Universidad de Harvard, donde impartió clases (2002-2004). Ha publicado
traducciones en revistas y editoriales nacionales e internacionales, entre
ellas, la edición anotada de la primera autobiografía de Wyndham Lewis, Estallidos
y bombardeos, que fue galardonada con el premio de traducción aedean en 2008.
En la
lengua inglesa la palabra agency tiene un doble significado.
Por una parte, hace referencia a la consabida acepción que designa, como el
término en español, una oficina, despacho o sucursal de una empresa en la que
se gestionan asuntos del interés de unos determinados clientes. En una acepción
formal del término, el inglés reconoce que hacer algo «by/through the agency
of», de manera literal, por medio de la agencia de alguien o de algo, implica
la intervención de una persona o cosa —el agente propiamente dicho— que tiene
capacidad de obrar y causar efecto en el resultado. Dicho esto, la expresión
inglesa bien puede aplicarse a la labor que desarrollan algunos traductores
literarios cuando quieren introducir, y por tanto publicar, cierta obra de un
autor en un país en el que se hable la lengua hacia la que traducen.
Esta agencia1 del
traductor literario ha tenido lugar a lo largo de los siglos, cuando la figura
del editor no estaba tan perfilada como en nuestros tiempos o simplemente no
contaba con más competencias que las de sufragar y organizar la publicación en
sí. Existen, por supuesto, casos singulares, como la edición de los poemas de
Garcilaso de la Vega realizada en 1580 por Fernando de Herrera, que constituye
una edición crítica y filológica —con determinados desaciertos—, o la
diferencia general entre las competencias del editor anglosajón y las de
nuestros editores españoles, entre los que también podríamos señalar notables
excepciones que no son pertinentes aquí.
La labor del traductor literario como descubridor, introductor y
divulgador de autores no es, por tanto, nada nuevo, como tampoco lo es la
confluencia de escritor y traductor en una misma persona…
Bien es cierto que en el campo de la traducción literaria —al que por
alguna razón muchos siguen llamando «no especializada» a pesar de que el
lenguaje de la ficción es siempre, por fuerza, artificial y por tanto de lo más
especializado— conviven aún varios clichés promovidos por el sector más
conservador, o quizás sería más correcto decir por el más ajeno a la práctica
de la traducción de textos literarios. El traductor de poesía debe ser
poeta es de los peores estereotipos que se siguen propagando como un
virus invisible. Me imagino a un poeta al que se le resistan los sonetos, o a
otro a quien no le salga un endecasílabo que no resulte artificioso. Sería como
poner a un saltador de trampolín a hacer saltos de obstáculos. Porque son todos
saltos, ¿no es así? Igual de absurdas resultan esas afirmaciones que definen a
la poesía como un todo o, aún peor, a la Literatura como un compartimento
estanco.
“Una propuesta para la formación de traductores: las cinco competencias“
Ponencia
presentada por Olga Álvarez y Julia Benseñor en el II CONGRESO DE TRADUCTORES E
INTERPRETES, CTPBA, 1993
El artículo de Olga Alvarez y Julia Benseñor enriquece sobremanera las competencias que se espera en un traductor. Siga cualquiera de estos vínculos https://www.dropbox.com/s/bs90xavw7bts029/FORMACION%20DE%20TRADUCTORES.%20LAS%20CINCO%20COMPETENCIAS%20Olga%20Alvarez%20y%20Julia%20Bense%C3%B1or.pdf?dl=0
fin del artículo
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