jueves, 11 de diciembre de 2025

"EL CHE" GUEVARA. ¿REVOLUCIONARIO O CRIMINAL?


Escribir sobre este personaje parece ocioso; teclear su nombre en el buscador de cualquier navegador nos envía a muchas páginas en las que se habla de su vida, su obra revolucionaria y, en general, sus andanzas por el mundo, en casi todas ellas recibe un trato de héroe, muy escasas son las páginas que exploran su lado humano (que no opuesto); en esta publicación recupero y reproduzco un par de esas publicaciones con la intención de complementar lo que ya sé de él. Las ilustraciones forman parte de las publicaciones originales, los hipervínculos son -en algunos casos- aportación personal. 

Empezaré mi publicación con el párrafo íntegro de Waldam con la intención de comprender la complejidad del personaje: 

Si, como escribía Borges, en cada hombre hay por lo menos dos o tres hombres, no podemos dejar de reconocer que es una labor monumental escribir la biografía de una figura tan controvertida, de innumerables rostros, de personalidad multifácetica; una figura épica que desarrolló una teoría de la revolución latinoamericana y que anhelaba unificar a America Latina mediante la revolución armada pero que fue, durante largo tiempo, fiel a la ortodoxia stalinista; un hombre que fue artífice de la concepción del "hombre nuevo", ejemplo de una nueva cultura, una nueva sensibilidad y nuevas alternativas de vida pero que, al mismo tiempo, fue el responsable de decenas de ejecuciones después de triunfo de la revolución cubana; un personaje que simbolizó la búsqueda de la revolución a escala mundial para la izquierda latinoamericana y los intelectuales europeos y, simultáneamente, un individuo implacable y soberbio, un estratega fallido que fracasó dos veces (...) y cuyas políticas económicas en Cuba fueron ineficaces al poco tiempo de implementadas. 


Vayamos ahora a la publicación de Mar Pichel, el 6 de Octubre de 2017 en BBC NEWS|MUNDO y se titula "Creo que hay una gigantesca mentira alrededor del Che": Jacobo Machover, el escritor cubano que califica de asesino a Ernesto Guevara a 50 años de su muerte.
 

Se trata de una figura que ha sido magnificada por todas partes del mundo. Se lo considera un héroe revolucionario, un romántico, un humanista, cuando en realidad en mi país, en Cuba, ha sido uno de los principales responsables de las ejecuciones que se produjeron en 1959 e incluso antes, cuando estaba en la Sierra Maestra con Fidel Castro.

A mi me parece que es una vergüenza seguir mostrando afiches y camisetas con la cara de alguien que es un verdadero asesino, y sin ninguna razón, de gente que no ha sido juzgada.

Cuando había juicios, duraban media hora o ni siquiera eso y la gente era condenada sistemáticamente bajo pretexto de haber sido esbirros de la dictadura de (Fulgencio) Batista, pero eso no era comprobado. No fueron juicios dignos.

Creo que hay una gigantesca mentira alrededor de ese hombre que le profería un culto a la muerte desde siempre, desde incluso antes de ser revolucionario y estar con las tropas de Fidel Castro y luego en Bolivia.

El Che Guevara escribía en su diario de viajes por América Latina durante su primer viaje en 1951 - 1952; "Degollaré a todos mis enemigos", lo que da una idea de la patología de ese hombre.

Él escribe en su mensaje a la Tricontinental en 1967, poco antes de morir en Bolivia, que el revolucionario debe ser una máquina de matar. Todos sus discursos están llenos de ese tipo de culto a la muerte, la muerte de los demás, no la suya.

Él declaraba en las Naciones Unidas en 1964; "Hemos fusilado, fusilamos, y seguiremos fusilando mientras sea necesario", es algo que es absolutamente inadmisible. 

(...) cuando es capturado por el Ejército boliviano él grita: "No disparen. Soy el Che Guevara. Valgo más vivo que muerto". (...) lo que yo le reprocho - en nombre de los descendientes de los que él hizo ejecutar - es que él estaba dispuesto a matar por sus ideas sin la más mínima compasión ni piedad. 

Cuando él hizo ejecutar a la gente en la fortaleza de La Cabaña, en 1959, son cerca de 200 ejecuciones. En ese momento no había guerrilla, no había guerra. El ejército de Batista había sido derrotado, no había la más mínima resistencia. Esas ejecuciones fueron a sangre fría. 

Él fue nombrado presidente del Banco Nacional de Cuba, fue una catástrofe absoluta. El peso cubano perdió todo su valor frente a las demás monedas extranjeras.

Él defendía una noción que era la de los estímulos morales contra los estímulos materiales. Pensaba que dando banderitas, dando medallitas honoríficas a los trabajadores cubanos ellos iban a aumentar la producción y a trabajar voluntariamente. Era algo absolutamente utópico, pero no utópico en el buen sentido de la palabra, sino que eso podía llevar a una ideología totalitaria.

Otro aspecto en el que el Che puede ser extraordinariamente criticado es que fue él quien creó el primer campo de trabajo en Cuba, (...) donde metían a funcionarios o militantes del Partido Comunista que no habían cumplido con las normas, que no eran lo suficientemente revolucionarios. 
    Ese fue el primer paso hacia los campos de trabajo forzado que hubo en Cuba en los años 60, tristemente conocidos como Unidad Militar de Ayuda a la Producción (UMAP), donde fueron encerrados homosexuales, católicos, adeptos de las religiones afrocubanas...
    El Che Guevara tiene una gran responsabilidad en la creación de esos campos que fueron una vergüenza para el régimen castrista.

El Che Guevara, segundo a la izquierda, con
otros compañeros de la guerrilla boliviana en 1967
Daniel Alarcón Ramírez, "Benigno", que había sido compañero del Che Guevara en la guerilla en la Sierra Maestra, en el Congo y sobreviviente de la guerrilla en Bolivia, contó como en La Cabaña el Che se sentaba en un muro, fumando su puro, viendo las ejecuciones. Él llegó a la conclusión de que antes le tenía admiración al Che Guevara. Después de muchos años, se dio cuenta de que lo que le tenía era miedo, toda esa admiración se transformó en miedo. 
Del artículo de Donovan, publicado originalmente en inglés y traducido por IA, tomo las siguientes afirmaciones.

El Che Guevara (...) tuvo una vida marcada por actos criminales poco heroicos y más derrotas que victorias.

Aunque famoso por su imagen tranquila, el Che Guevara fue un revolucionario despiadado (...) que encarnaba intelecto, visión y liderazgo junto con sus acciones más oscuras.

El Che Guevara no fue gran cosa. Su corta y tensa vida, luchando contra el hombre, estuvo plagada de más derrotas que victorias, y marcada (...) por algunos actos criminales cobardes y decididamente poco heroicos, incluso su muerte, a los 39 años en 1967, fue en realidad triste y sin ceremonias, nada digna.

Nacido en familia de padres adinerados, viajó por Sudamérica, donde conoció la díficil situación de los pobres y la clase trabajadora. La pobreza que presenció y los gobiernos a menudo corruptos e intransigentes de la región lo llevaron a abrazar las ideas del marxismo y la revolución.
    En 1955, mientras trabajaba en México como médico, conoció a Fidel Castro y -después de una larga noche de conversaciones - aceptó ayudarlo en su lucha para derrocar al dictador Fulgencio Batista, respaldado por Estados Unidos.
    En 1959 expulsaron a Batista del poder, Guevara - entonces comandante de la segunda columna del ejército de Castro - se convirtió en el revolucionario más conocido del mundo. 
    Encargado - por Castro- de impartir justicia contra los leales a Batista que permanecían en Cuba, Guevara fue responsable de ejecuciones que se contaron por cientos - incluso más -. Durante la guerra revolucionaria, también se decía que el Che ejecutó a desertores, muchos de ellos por su propia mano. 

Citando a Fontova, Donovan escribe "si los cubanoamericanos les parecen demasiado apasionados, exagerados, incluso un poco locos, hay una razón. Casi a diario, encendemos la televisión o salimos a la calle solo para ver la imagen del mismo hombre que entrenó a la policia secreta para asesinar a nuestros familiares: miles de hombres, mujeres y niños. Este hombre cometió muchos de estos asesinatos con sus propias manos. Y, sin embargo, lo vemos celebrado en todas partes como la quintaesencia de la humanidad, el progreso y la compasión. ... ese hombre, ese asesino, es Ernesto "Che" Guevara.

Jon Lee Anderson, quien escribió la que muchos consideran la biografía definitiva del Che en 1997, titulada "Che Guevara: una vida revolucionaria", abordó la brutalidad del Che en la introducción a la versión gráfica de su biografía en 2016. (...) como fiscal supremo de la naciente revolución cubana, presidió las condenas sumarias y las ejecuciones por fusilamiento de más de trescientos criminales de guerra del antiguo régimen, en su mayoría asesinos y torturadores. (...) esta faceta del Che provoca inquietud en los jóvenes lectores, quienes parecen sorprendidos al descubrir  que el Che era un revolucionario de carne y hueso y que, por lo tanto, mataba gente.

Fue un completo fracaso como burócrata. No le gustaba. No hacía un buen trabajo.

La Revolución Cubana impulsó a Guevara a una posición internacional. Habló ante las Naciones Unidas, con su característco uniforme militar, en 1964. Viajó por todo el mundo. Pero fue un revolucionario sin revolución.

Y su decisión de llevar un pequeño grupo de soldados para ayudar en el levantamiento de Bolivia acabó con Guevara.

"Es irónico que el Che Guevara llegue hasta nosotros como modelo del revolucionario ideal, por un lado", dice Mc Cormick, "y sin embargo, su teoría de la revolución - como lo demuestra lo que ocurrió en Bolivia, y antes de eso en el Congo, y posiblemente debería haber sucedido en Cuba - es una teoría del fracaso". 

Tras su ejecución [la tarde del 9 de octubre de 1967 en Bolivia], su cuerpo fue trasladado en avión a un pueblo cercano en donde fue exhibido en el hospital local. Le desmembraron las manos y lo llevaron a Argentina para la verificación de huellas dactilares. Posteriormente fue enterrado en una tumba sin nombre. Los restos de Guevara no fueron descubiertos hasta que un general boliviano retirado le informó al autor Anderson de su ubicación en 1995.

Hoy en día, Guevara es la personificación de la modernidad absoluta para quienes quieren desafiar el establishment. Sin embargo, esa imagen no le hace justicia. En su simplicidad, no es justa.
    El Che Guevara fue un intelecto, un poeta, un médico, un visionario y un líder. "Sonríe, es culto, ha leído mucho y tiene sentido del humor" dice Mc Cormick. "Es el tipo de persona con la que te gustaría sentarte a tomar un tequila y compartir un puro"
    Pero más que nada, el Che Guevara fue un verdadero revolucionario. Eso no debe olvidarse.
    "El tipo es un asesino. Es absolutamente despiadado, lo cual es parte integral de lo que de hecho se hizo a sí mismo", dice Mc Cormick. "Es un revolucionario internacional de primera generación que lucha contra el hombre. Y tiene que ser despiadado. No es una actuación. eso es lo que lo hace auténtico.

Waldam publicó un espléndido texto tipo monografía: La(s) vida(s) de Ernesto, el "Che" Guevara: cuatro miradas biográficas y una novela, escrito a partir de los libros  La vida en rojo, de Jorge G. Castañeda (México, Alfaguara, 1997); Che Guevara. Una vida revolucionaria, de Jon Lee Anderson (Barcelona, Emecé, 1997); Che Ernesto Guevara. Una leyenda de nuestro siglo, de Pierre Kalfon (Lugar, Plaza y Janés, 1997). (...) Ernesto Guevara, también conocido como el Che, de Paco Ignacio Taibo II (Lugar, Planeta, 1996). Intentar un resumen es casi un sacrílegio por la riqueza del contenido; por eso, en un intento de motivarle a la la lectura del texto completo, cuyo vínculo se encuentra en la fuentes de información, reproduzco parte del contenido del mismo.

No es sencillo escribir la biografía de un personaje que se resignifica permanentemente: ícono revolucionario del idealismo y la rebeldía juveni y la cara más visible de la lucha antiimperialista durante la década de los sesenta, metáfora de la tragedia de los desaparecidos a partir de la incógnita sobre sus restos, modelo para los jóvenes en contra de la guerra de Vietnam, para los negros sudafricanos, para el zapatismo mexicano, los estudiantes chilenos, la insurgencia colombiana, los indígenas bolivianos y los piqueteros argentinos. ¿Cómo escribir sobre quien fuera modelo de congruencia ética y política y, al mismo tiempo, (...) una simple figura en camisetas, ceniceros, gorras de béisbol, encendedores, llaveros, jeans, cervezas e, incluso, el protagonismo de la novela gráfica?

La figura del Che, héroe carismático que encarna míticamente - es decir, más allá de la historia y la prosaica realidad - el idealismo, la rebeldía, el coraje, el desinterés, el desapego, la independencia, la integridad, la valentía, la voluntad de acero, etc., de un justiciero revolucionario, en un entorno de descreímiento político, caída de proyectos utópicos y desapasionamientos ideológicos. 


En el ámbito educativo, podemos conocer al "Che" Guevara a partir de la publicación de un maestro, sigamos el vínculo para enterarnos de su labor. 

FIN DE LA PUBLICACIÓN 


FUENTES DE INFORMACIÓN

Pichel Mar. (6 de Octubre de 2017). Creo que hay una gigantesca mentira alrededor del Che: Jacobo Machover, el escritor cubano que califica d asesino a Ernesto Guevara a 50 años de su muerte. en BBC News mundo. Recuperado el 9 de Diciembre de 2025 de https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-41513971  

John Donovan "The Inconvenient Truth Behind Revolutionary Icon Che Guevara" 3 April 2020. HowStuffWorks.com. <https://history.howstuffworks.com/historical-figures/che-guevara.htm> 9 December 2025  

Waldman M., Gilda. (2017). La(s) vida(s) de Ernesto, el “Che” Guevara: cuatro miradas biográficas y una novela. Literatura y lingüística, (36), 121-137. https://dx.doi.org/10.4067/S0716-58112017000200121 

lunes, 1 de diciembre de 2025

EL HOMBRE MEDIOCRE José Ingenieros

Quizá por mi sensación de mediocridad o por la curiosidad del título, busqué el libro y empecé a leerlo; su lectura es fascinante; el lenguaje culto que Ingenieros emplea es a veces díficil de comprender y la inclusión frecuente de expresiones latinas podrían -de pronto - desincentivar su lectura, pero vale la pena disfrutar de la descripción que hace de los diversos aspectos de los mediocres [y de los genios y de los virtuosos...].   luego encontré un comentario/reseña en el muro de facebook de Orlando Cervantes, [aquí la reproduzco] junto con algunos comentarios con los que mi opinión coincide; agregaré luego las citas que atraen mi atención en el libro de Ingenieros, que - dicho sea de paso - logra en este texto armonizar el rigor científico y la expresión literaria.
    

    Si los extractos - que solo abordan tres capítulos del texto -  le parecen interesantes y quisiera el lector profundizar en la lectura, entonces le invito a ir a la fuente original, la edición que yo leí se refiere enseguida:

Ingenieros, José. (2024). El hombre mediocre.  Editores Mexicanos Unidos. Reimpresión 2024. ISBN 978-968-15-1249-1. China 

El hombre mediocre es un libro del sociólogo y médico italo-argentino José Ingenieros, publicado en 1913. 
La obra trata sobre la naturaleza del hombre, oponiendo dos tipos de personalidades: la del hombre mediocre y la del idealista, analizando las características <morales, emocionales, sociales, psicológicas, intelectuales>  de cada uno y las formas y papeles que estos tipos de hombres han adoptado en la historia, la sociedad y la cultura.
    "No hay hombres iguales" dice Ingenieros; los clasifica en tres tipos: el hombre inferior, el hombre mediocre y el hombre superior; en la magistral descripción comparativa de los tres tipos exalta al idealista.
    El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar, de ahí que se vuelva sumiso a toda rutina,a los prejuicios, a la domesticación; y así, se vuelve parte de un rebaño o colectividad cuyas acciones o motivos no cuestiona sino que sigue ciegamente. El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil, cobarde y escéptico. Los mediocres no son genios, ni héroes, ni santos.
    Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición, ignora que las creencias son relativas a quien las cree al tiempo que rechaza a los hombres con ideas totalmente contrarias a las propias. 
    El hombre inferior es un animal bellaco y costeño. Su ineptitud para la imitación le impide adaptarse al medio social en que vive; su personalidad no se desarrolla hasta el nivel corriente, viviendo por debajo de la moral o la cultura dominante, y en muchos casos, fuera de la legalidad. Esa insuficiente adaptación determina su incapacidad para pensar como los demás y compartir rutinas comunes que los demás, mediante educación imitativa, copian de las personas que los rodean para formarse una personalidad social adaptada.
    El idealista es un hombre capaz de usar su imaginación para concebir ideales legitimados por la experiencia y se propone seguir quimeras, ideales de perfección muy altos en los que pone su fe para utilizar el pasado en favor del porvenir, por eso está en continuo proceso de transformación que se ajusta a las variaciones de la realidad. El idealista contribuye con sus ideales a la evolución social por ser original y único: se perfila como un sujeto individualista que no se somete a dogmas morales ni sociales; por consiguiente, los mediocres se oponen. El idealista es soñador, entusiasta, culto, de personalidad diferente, generoso, indisciplinado contra el dogma. Como ser afin a lo cualitativo, puede distinguir entre lo mejor y lo peor, no entre el más y el menos como lo haría el mediocre. 

Recupero ahora un par de comentarios de la publicación con los que mi opinión coincide:

  • Una gran obra, llena de los contrastes de la complejidad humana; su perspectiva enriquece el concepto de vida.
  • El libro de ingenieros es un reflejo fiel del pueblo argentino transformado así por su gobierno populista. [y agregaría yo, del pueblo mexicano y otros latinoamericanos con gobiernos populistas]
Es la descripción de la moral de los idealistas plasmada en la INTRODUCCIÓN la que sirve como base al cuerpo del libro que desmenuza a los mediocres; de este apartado tomo las siguientes citas:
  • El ideal es un gesto del espíritu hacia alguna perfección.
  • Un ideal es un punto y un momento entre los infinitos posibles que pueblan el espacio y el tiempo.
  • Todo ideal representa un nuevo estado de equilibrio entre el pasado y el porvenir.
El idealismo que Ingenieros plantea se refiere a los ideales. no a las tendencias metafísicas que consideran reales a las "ideas" o presuponen que ellas son la realidad única  forjada en nuestra mente. "hay tantos idealismos como ideales y tantos ideales como idealistas y tantos idealistas como hombres aptos para concebir perfecciones y capaces de vivir hacia ellas"; el idealismo de Ingenieros es punto de partida para experimentar, para transitar hacia la evolución, hacia el cambio. Sin ideales sería inconcebible el progreso. 
  • Seres desiguales no pueden pensar de igual manera. Siempre habrá evidente contraste entre el servilismo y la dignidad, la torpeza y el genio, la hipocresía y la virtud. La imaginación dará a unos el impulso original hacia lo perfecto, la imitación organizará en otros los hábitos colectivos. Siempre habrá, por fuerza, idealistas y mediocres.
  • Todo idealista es un hombre cualitativo: posee un sentido de las diferencias que le permite distinguir entre lo malo que observa y lo mejor que imagina. Los hombres sin ideales son cuantitativos; pueden apreciar el más y el menos, pero nunca distinguen lo mejor de peor. (...) los idealistas aspiran a conjugar en su mente la inspiración y la sabiduría; (...) son forzosamente inquietos, como todo lo que vive, como la vida misma; contra la tendencia apacible de los rutinarios, cuya estabilidad parece inercia de muerte.
  • se distinguen dos tipos de idealista, según predomine en ellos el corazón o el cerebro. El idealismo sentimental es romántico: la imaginación no es inhibida por la crítica y los ideales viven de sentimiento. En el idealismo experimental los ritmos afectivos son encarrilados por la experiencia y la crítica coordina la imaginación: los ideales se tornan reflexivos y serenos. Corresponde el uno a la juventud y el otro a la madurez. El primero es adolescente, crece, puja y lucha; el segundo es adulto, se fija, resiste, vence. 

 CAP. I EL HOMBRE MEDIOCRE.

Hay hombres mentalmente inferiores, también los hay superiores. Entre unos y otros fluctúa una gran masa imposible de caracterizar por inferioridades o excelencias. La existencia del hombre mentalmente inferior es natural y necesaria. En todo lo que ofrece grados hay mediocridad; en la escala de la inteligencia humana ella representa el claroscuro entre el talento y la estulticia.
    La mediocridad podrá definirse como una ausencia de características personales que permitan distinguir al individuo en su sociedad. (...) la personalidad individual comienza en el punto preciso donde cada uno se diferencia de los demás; los hombres sin personalidad vegetan moldeados por el medio.
    La falta de personalidad hace [al hombre] incapaz de iniciativa y resistencia. Desfila inadvertido , sin aprender ni enseñar, vegeta en la sociedad que ignora su existencia, cero a la izquierda que nada califica y para nada cuenta. (...) están en todas partes, (...) El hombre que nos rodea a millares, el que prospera y se reproduce en el silencio y la tiniebla, es el mediocre.
    
El hombre mediocre - como la personalidad humana - solo puede definirse con relación a la sociedad en que vive y por su función social. 
    El hombre normal no existe, no puede existir pues el hombre normal en una sociedad no lo es en otra, el concepto de la normalidad humana solo podría ser relativo a determinado ambiente social. Pero si hay que definirlo, el hombre normal es el de buen apetito, trabajador, ordenado, egoísta, aferrado a sus costumbres, paciente, misoneista <hostil a las novedades>, respetuoso de toda autoridad, animal doméstico, producto de la costumbre, desprovisto de fantasía, ornado por todas las virtudes de la mediocridad, llevando una vida honesta gracias a la moderación de sus exigencias, perezoso en sus concepciones intelectuales, sobrellevando con paciencia conmovedora los prejuicios heredados de sus antepasados (...) un ser que se deja engañar por las apariencias y toma en serio los dogmatismos sociales.
    El hombre mediocre - sin personalidad - es una sombra; es dócil, acomodaticio, adaptabilísimo, es un equilibrista. 

Cada individuo -agrega Ingenieros- es producto de dos factores: la herencia, que le provee de órganos y funciones mentales que le transmiten las generaciones que le preceden, y la educación, que es resultado de la influencia en el medio social en el que el individuo está obligado a vivir.
    Con relación a su medio, tres elementos concurren en el individuo para formar su personalidad: la herencia biológica, la imitación social y la variación individual. La imitación es conservadora y actúa creando hábitos; la variación individual es producto de la invención, es evolutiva y se desarrolla mediante la imaginación. La función capital del hombre mediocre es la paciencia imitativa; la del hombre superior es la imaginación creadora. El mediocre aspira a confundirse en los que le rodean, el original tiende a diferenciarse de ellos.
    El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad; es por esencia imitativo y está perfectamente adaptado para vivir en rebaño, reflejando las rutinas, prejuicios y dogmatismos reconocidamente útiles para la domesticidad. (...) Su característica es imitar a cuantos le rodean: pensar con cabeza ajena y ser incapaz de formarse ideales propios.
El mediocre es necesario para la sociedad.
El mediocre no inventa nada, no crea, no empuja, no rompe, no engendra; en cambio, custodia celosamente los prejuicios y dogmas acumulados durante siglos. (...) Los hombres sin ideales desempeñan en la historia humana el mismo papel que la herencia en la evolución biológica: conservan y transmiten las variaciones útiles para la continuidad del grupo social.

Los hombres mediocres son rutinarios, honestos y mansos; piensan con la cabeza de los demás, comparten la ajena hipocresía moral y ajustan su carácter a las domesticidades convencionales. Son fríos, apáticos, acomodaticios, truecan su honor por una prebenda y echan llave a su dignidad por evitarse un peligro. Cuando se juntan son peligrosos <la fuerza del número suple a la debilidad individual>, por eso, la mediocridad es moralmente peligrosa.
    En la lucha de las conveniencias, los dogmatistas y los serviles aguzan sus silogismos para falsear los valores de la conciencia social; viven en la mentira, comen de ella, la siembran, la riegan, la podan, la cosechan.


La vulgaridad  es el aguafuerte de la mediocridad; en la ostentación de lo mediocre reside lo vulgar.
    El mediocre puede ser rutinario, honesto y manso, sin ser decididamente vulgar. La vulgaridad es el renunciamiento al pudor de lo innoble; es opuesta al ingenio y al buen gusto; es el escudo de los hombres mediocres; es incapacidad de pensar y de amar, incomprensión de lo bello, desperdicio de vida. La vulgaridad transforma el amor de la vida en pusilanimidad, la prudencia en cobardía, el orgullo en vanidad y el respeto en servilismo. Lleva a la ostentación, a la avaricia, a la falsedad, a la avidez, a la simulación. 
    La generosidad del hombre vulgar es dinero dado a usura, su amistad es complacencia servil o adulación provechosa. 

CAP. II LA MEDIOCRIDAD INTELECTUAL

 La rutina es el hábito de renunciar a pensar. Se define como una costumbre que se adquiere al repetir una misma tarea o actividad muchas veces. esto implica que, con el tiempo, se desarrolla de manera casi automática, sin necesidad de utilizar el razonamiento. El diccionario dice que la rutina es una costumbre o hábito de hacer las cosas por mera práctica y de manera más o menos automática. Ingenieros - sin embargo - hace distinción entre hábito y rutina: Los hábitos adquiridos por los hombres originales son genuinamente suyos, le son intrínsecos, constituyen su criterio cuando piensan y su carácter cuando actúan, son individuales e inconfundibles. Difieren sustancialmente de la rutina, que es colectiva y siempre perniciosa, extrínseca al individuo, común al rebaño; consiste en contagiarse los prejuicios que infestan la cabeza de los demás.
    Los rutinarios son dóciles a la presión del conjunto, maleables bajo el peso de la opinión pública, viven del juicio ajeno, son toscos <sin creerse por ello desgraciados>. Carecen de buen gusto y de aptitud para adquirirlo, ignoran que el hombre vale por su saber, no saben que el hombre no vive de lo que engulle sino de lo que asimila, la lectura les produce efectos de envenenamiento, son prosaicos, [
 Vulgar, trivial o carente de idealidad o elevación. Se refiere a aquello que resulta común, aburrido u ordinario, por estar demasiado relacionado con lo material y lo cotidianosus creencias rayan en el fanatismo. 
    El mediocre intelectual es feliz si reúne estas tres condiciones: Ser tonto, egoísta y tener buena salud. 
[Sancho Panza es la encarnación perfecta de esa animalidad humana: resume en su persona las mas conspicuas proporciones de tontería, egoísmo y salud].

    Los rutinarios son intolerantes, defienden lo anacrónico y lo absurdo, desconfían de su imaginación, reniegan de la verdad si esta demuestra el error de sus prejuicios. No pensar es su única manera de no equivocarse, carecen de opinión, confunden la tolerancia con la cobardía, la discreción con el servilismo, la complacencia con la indignidad, la simulación con el mérito, comulgan en todos los altares, no se corrigen ni se desdicen nunca, no pueden razonar por sí mismos; crecen y mueren como las plantas, ni son curiosos ni observadores; son prudentes, aunque su prudencia es desesperante.
    La cultura es fruto de la curiosidad; el ignorante no es curioso, nunca interroga a la naturaleza, su inteligencia es como agua muerta que se puebla de gérmenes nocivos y acaba por descomponerse. En el verdadero hombre mediocre la cabeza es un adorno del cuerpo. Carece de perspicacia, su miopía mental le impide comprender el equilibrio entre la elegancia y la fuerza, la belleza y la sabiduría.
    Son modestos por principio. Llaman modestia a la prohibición de reclamar los derechos naturales del genio, la santidad o del heroísmo. Para los tontos nada más fácil que ser modestos: lo son por necesidad irrevocable; los más inflados lo fingen por cálculo, considerando que esa actitud es el complemento necesario de la solemnidad. Se presume que el modesto nunca pretenderá ser original, ni alzará su palabra, ni tendrá opiniones peligrosas, ni desaprobará a los que gobiernan, ni blasfemará de los dogmas sociales.
    Adoran el sentido común sin saber de seguro en que consiste; temerosos de pensar, pierden la aptitud para todo juicio; hacen mal por imprevisión, traicionan por descuido, comprometen por distracción, son incapaces de guardar un secreto.
    La mediocridad intelectual hace al hombre solemne, modesto, indeciso y obtuso. Cuando no lo envenenan la vanidad y la envidia, diríase que duerme sin soñar. 
    Los mediocres - lo mismo que los imbéciles - son sencillos ejemplares del rebaño humano, siempre dispuestos a ofrecer su lana a los pastores. Detestan a los que no pueden igualar y, en su imposibilidad de elevarse hasta ellos, deciden rebajarlos. Clavan sus dientes en toda reputación que los humilla.
   
Los mediocres, más inclinados a la hipocresía que al odio, prefieren la maledicencia sorda a la calumnia violenta; la una audaz, la otra cobarde. El calumniador desafía el castigo, se expone; el malediciente lo esquiva.
    Los maldicientes florecen dondequiera, en los clubes, las academias, las familias, las profesiones... Hablan a media voz, con recato, constantes en su afán de taladrar la dicha ajena. El maldiciente, cobarde entre todos los envenenadores, está seguro de la impunidad; por eso es despreciable. No afirma, pero insinúa; miente con espontaneidad, como respira. Dice distraídamente todo el mal de que no está seguro y calla con prudencia todo el bien que sabe. No respeta ni los secretos del hogar.
    Sin cobardía no hay meledicencia. Para ser maldiciente es menester temblar ante la idea del castigo posible y cubrirse con las máscaras menos sospechosas.. La maledicencia oral tiene eficacias inmediatas, pavorosas. está en todas partes, agrede en cualquier momento. El mediocre parlante es peor por su moral que por su estilo, maldice por ociosidad o por diversión. Al contar una falta ajena ponen cierto amor propio en ser interesantes, aumentándola, adornándola, pasando insensiblemente de la verdad a la mentira, de la torpeza a la infamia, de la maledicencia a la calumnia.
    La eficacia de la difamación arraiga en la complacencia tácita de quienes la escuchan, en la cobardía colectiva de cuantos pueden escucharla sin indignarse.

El hombre mediocre tiene un apetito urgente: el éxito, no sospecha que existe otra cosa, la gloria. Triunfa humillándose, reptando a hurtadillas, en la sombra, disfrazado, apuntalándose en la complicidad de innumerables similares.
    La vanidad empuja al hombre vulgar a perseguir un empleo en la administración del Estado, indignamente si es necesario, sabe que su sombra lo necesita. 
    Merecido o no, el éxito es el alcohol que la primera vez embriaga, luego se convierte en necesidad. El éxito inmerecido es un castigo, un filtro que envenena la vanidad y hace infeliz para siempre. Para el hombre acomodaticio, sus éxitos son ilusorios y fugaces, por humillante que haya sido obtenerlos. El éxito merecido es benéfico, exalta la personalidad, la estimula. El éxito es el mejor lubricante del corazón; el fracaso es su más urticante corrosivo.

CAP. III LOS VALORES MORALES

Dedicado al hipócrita y al honesto, Ingenieros toma como ejemplo a Tartufo para describir al hipócrita.
tartufo significa persona hipócrita y falsa, proviene del personaje de la obra de teatro de Moliere "El Tartufo" quien fingía virtud para engañar a otros. Se utiliza para describir a alguien que finge ser piadoso,  pero en realidad es un hipócrita y falso, con malas intenciones ocultas.

Recurriré primero a una definición convencional de moral para luego contrastarla con la que ofrece Ingenieros. Meza, citando a Linares dice que "podemos entender a la moral como una capacidad biocultural mediante la cual deliberamos las cosas que debemos hacer o no hacer. Aquí se contempla el conjunto de valores, creencias, normas, costumbres, que definen la identidad de un grupo. (...) la moral es este conjunto de elementos (...) que permiten la cohesión y la coerción mediante la exclusión dentro de una población"; Ingenieros no la define pero sí menciona que cada grupo social cree que la "verdadera moral" es "su moral" olvidando que hay tantas como rebaños de hombres. Sé es infame, vicioso, honesto o virtuoso, en el tiempo y en el espacio. Cada moral es una medida oportuna y convencional de los actos que constituyen la conducta humana (y) sus cánones son relativos y se transforman obedeciendo a la evolución social. En cada ambiente y en cada época existe un criterio medio que sanciona como buenos o malos, honestos o delictuosos, permitidos o inadmisibles, los actos individuales que son útiles o nocivos a la vida colectiva.

La hipocresía es el arte de amordazar la dignidad, es el guano que fecunda los temperamentos vulgares permitiéndoles prosperar en la mentira.
    Los hombres rebajados por la hipocresía tienen la certidumbre íntima aunque inconfesa, de que sus actos son indignos, vergonzosos, nocivos, arrufianados, irredimibles. Por eso es insolvente su moral: implica una simulación.
    Los hipócritas esquivan la responsabilidad de sus acciones, son audaces en la traición y tímidos en la lealtad. Conspiran y agreden en la sombra, alaban con reticencias ponzoñosas y difaman con afelpada suavidad, simulan aptitudes y cualidades, es capaz de todos los rencores, desahoga una envidia que no confiesa mintiendo sumisión y amor a los mismos que detesta y carcome.
    Sin fe en creencia alguna, el hipócrita profesa la más provechosas, prefiere las religiones que afirman la existencia del purgatorio y ofrecen redimir las culpas por dinero; su religión es una actitud y no un sentimiento. Por eso suele exagerarla: es un fanático.
    El hipócrita está constreñido a guardar las apariencias,  estigma común a los hipócritas, transforma su vida entera en una mentira metódicamente organizada, vive traicionando con sus palabras.
    Así como la pereza es la clave de la rutina y la avidez es móvil del servilismo, la mentira es el prodigioso instrumento de la hipocresía.
    La hipocresía tiene matices. Sea cual sea el rango social, en la opulencia o en la miseria, el hipócrita está siempre dispuesto a adular a los poderosos y engañar a los humildes, mintiendo a entreambos.
    El que miente es traidor, falta al respeto a todos, siembra la inseguridad y la desconfianza. Hay que temblar cuando sonríen, vienen tanteando la empuñadura de algún estilete oculto bajo su capa.
    El hipócrita entibia toda amistad con sus dobleces, solo piensa en sí mismo, y esa es su pobreza suprema. No sienten la raza, la patria, la clase, la familia ni la amistad, aunque saben mentirlas para explotarlas mejor.
    El hipócrita mide su generosidad por las ventajas que de ella obtiene; antes de dar, investiga si tendrá notoriedad su donativo, saca provecho del hambre ajena.
    Una palabra del hipócrita basta para enemistar a dos amigos o para distanciar a dos amantes; con una sospecha falsa puede envenenar una felicidad, destruir una armonía, quebrar una concordancia. Indigno de la confianza ajena, el hipócrita vive desconfiando de todos.
    Siendo desleal, el hipócrita es también ingrato; suele tener cómplices, no amigos. 


En el diccionario Collins se lee: if you describe someone as honest, you mean that they always tell the truth, and do not try to deceive people or broke the law.. <si usted describe a alguien como honesto, significa que ese alguien siempre dice la verdad, y no trata de engañar a la gente o romper la ley>; sinónimo de recatado, pudoroso, decente. Lo honesto se refiere a la honestidad, que es la cualidad que tiene una persona que no engaña al otro, que dice la verdad, que muestra respeto. 
    Esta concepción del hombre honesto contrasta con la de Ingenieros. La honestidad - dice Ingenieros - no es virtud, aunque tampoco sea vicio. Entre el vicio, que es un daño, y la virtud, que es una excelencia, fluctúa la honestidad.
    El honesto está en un nivel moral superior al vicioso, aunque permanece por debajo de alguien que pratica activamente alguna virtud. 
    El hombre honesto se limita a respetar los prejuicios, puede practicar acciones cuya indignidad sospecha, toda vez que a ellos se sienta constreñido por la fuerza de los prejuicios. Es enemigo del santo, como el rutinario lo es del genio; a este lo llama "loco" y al otro lo juzga "amoral". Y se explica: los mide con su propia medida, en que ellos no caben. En su diccionario "cordura y moral" son los nombres que él reserva a sus propias cualidades. Para su moral de sombras, el hipócrita es honesto, el virtuoso y el santo, que la exceden, le parecen "amorales".
    Hombres hay <de pacotilla> hechos de retazos de catecismos y con sobras de vergüenzas que a menudo se mantienen honestos por conveniencia.
    El hombre honesto aguanta el yugo a que le uncen sus cómplices, el hombre virtuoso se eleva sobre ellos.
    Admirar al hombre honesto es rebajarse; adorarlo es envilecerse. Stendhal reducía la honestidad a una simple forma de miedo; conviene agregar que no es un miedo al mas en sí mismo, sino a la reprobación de los demás.
    Del hombre honesto -decía Talleyrand: su temor al vicio y su impotencia para la virtud se equivalen. Son simples beneficiarios de la mediocridad moral que los rodea. No son asesinos, pero no son héroes; no roban, pero no dan media capa al desvalido; no son traidores, pero no son leales; no  asaltan en descubierto, pero no defienden al asaltado; no violan virgenes, pero no redimen caídas; no conspiran contra la sociedad pero no cooperan al común engrandecimiento.

Hay hombres que son rebeldes a la domesticación; que desprecian la prudente cobardía de Tartufo [del honesto], hombres que no saben simular, que agreden los principios consagrados; y como la sociedad no puede tolerarlos sin comprometer su propia existencia; ellos se rebelan ante ese orden custodiado por los mediocres; los llaman delincuentes.
   
Los delincuentes son individuos incapaces de adaptar su conducta a la moralidad media de la sociedad en que viven. Sin innumerables. <todas las formas corrosivas de la degeneración desfilan en ese calidoscopio: parásitos de la escoria social, fronterizos de la infamia, comensales del vicio y la deshonra, tristes que se mueven acicateados por sentimientos anormales. Irreductibles e indomesticables, viven adaptados a una moral aparte, ajenos a las normas de conducta características del hombre mediocre.
    Otros hay que son fronterizos del delito a quienes su débil sentido moral les impide conservar intachable su conducta, sin caer por ello en plena delincuencia; son los imbéciles de la honestiad, distintos del idiota moral que rueda a la cárcel. No son delincuentes , pero son incapaces de mantenerse honestos; pobres espíritus de carácter claudicante y voluntad relajada que viven oscilando entre el bien y el mal.
    Estos sujetos de moralidad incompleta, larvada, accidental o alternante, representan las etapas de transición entre la honestidad y el delito, la zona de interferencia entre el bien y el mal. Pululan en las cárceles y/o viven como enemigos dentro de la sociedad que los hospeda; son m ediocres desorganizados, son invertidos morales, ineptos para estimar la honestidad y el vicio. Estos inadaptados son moralmente inferiores al hombre mediocre.
    Sea cual fuere la orientación de su inferioridad biológica o social, encontramos una pincelada común en todos los hombres que están bajo el nivel de la mediocridad: la ineptitud constante para adaptarse a las condiciones que, en cada colectividad humana, limitan la lucha por la vida. Carecen de la aptitud que permite al hombre mediocre imitar los prejuicios y las hipocresias de la sociedad en que vegeta.

HASTA AQUÍ LA PUBLICACIÓN... que no la lectura; en "El hombre mediocre" de Ingenieros se alude a las virtudes como contraparte de la mediocridad; desxcribe en extenso los caracteres mediocres, a la envidia y los envidiosos, a la mediocracia  y cierra su libro con una breve alusión a la moral del genio.

FIN DE LA PUBLICACIÓN.






 

lunes, 8 de septiembre de 2025

RECTITUD, BENEVOLENCIA, JUSTICIA, CORTESÍA... VALORES EN EL CÓDIGO ÉTICO DEL SAMURAI

BUSHIDO, EL CÓDIGO ÉTICO DEL SAMURÁI

De la lectura del texto cuya ficha se encuentra al final,son los extractos que se incluyen en esta publicación, son una mezcla de citas textuales con frases y/o párrafos introductorios.

He de agregar que mi expectativa inicial sobre este libro era encontrar ideas que invitaran a la reflexión profunda sobre los valores que sustentaron a la clase privilegiada del Japón antiguo, sin embargo no hay tal; el texto es una descripción - rica en detalles - de lo que era la formación y vida de un samurái; por ello complemento la lectura con artículos diversos para enriquecer el contenido de cada uno de los valores mencionados en el libro. 


Acerca del Autor
Como aparece en el libro: 

INAZO NITOBE

(1862-1933)
Bisnieto de estratega militar, nieto, hijo y sobrino de samurais, aprendió artes marciales al tiempo que estudiaba ingeniería agrónoma y relaciones internacionales en universidades de Japón, Estados Unidos y Alemania. 
Escritor prolífico, educador, diplomático y político y abogado a favor del Esperanto, en 1920 fue nombrado Subsecretario de la Sociedad de Naciones y en la década de 1930 trabajó en pro de la distensión entre Japón y Estados Unidos.

Una biografía muy completa puede leerse en el siguiente vínculo: Nitobe Inazio.  

Bushido como sistema ético. 

El autor afirma que el Bushido tiene su origen en la caballería, usa la palabra Bu-shi-do cuyo significado literal es militar-caballero-caminos: los modos que los nobles guerreros deben observar, tanto en su vida diaria, como en su profesión; en una palabra, los "preceptos de la caballerosidad". 
    El bushido, es, pues, el código de principios morales que los caballeros debían o aprendían a observar.
    Es un código no enunciado ni escrito, que posee, en cambio, la poderosa sanción de hechos verdaderos, y de una ley escrita en las fibras del corazón.
    Fue un producto orgánico de décadas y siglos de experiencia militar. (de modo que) no se puede señalar ningún tiempo ni lugar definido para su fuente primera. (...) su origen puede, cronológicamente, identificarse con el feudalismo. En Japón su aparición coincide con la subida al trono de Yoritomo, al final del siglo duodécimo. 
    En japón, la clase profesional de los guerreros adquirió posición prominente, se les conoció como samurai, que literalmente significa guardia o acompañante. (...) una raza ruda, toda masculina, de fuerza bruta, llamados a recibir grandes honores y numerosos privilegios, pero también grandes responsabilidades.

Fuentes del Bushido

Varias son las fuentes del Bushido en Japón:
    El Budismo aportó la tranquila confianza en la suerte, la sumisión pacífica ante lo inevitable, la compostura estoica frente al peligro o la calamidad, el desdén hacia la vida y la familiaridad con la muerte.
    El Sintoísmo aportó la lealtad al soberano, la veneración a la memoria de los antepasados, el amor filial, (...) La teología sintoísta cree en la bondad innata y en la pureza cuasi-divina del alma humana, (...) Los dogmas del sintoísmo: Patriotismo y lealtad. El sintoísmo imbuyó en el bushido la lealtad al sob erano y el amor al país. 

Colocado ante un santuario sintoísta para la adoración, el devoto ve su imagen reflejada en la brillante superficie del espejo, así el acto del culto equivale al viejo consejo délfico: conócete a tí mismo. 
 
 Las doctrinas éticas de Confucio, principalmente los enunciados de las cinco relaciones morales entre amo y servidor, (gobernante y gobernado), padre e hijo, marido y mujer, hermano mayor y hermano menor, y entre amigos. (...) El carácter tranquilo, benigno y sabio en su manifestación verbal, de sus preceptos político-morales, se adaptaba exactamente a los samurái.
    Mencio ejerció inmensa autoridad sobre el bushido. Sus teorías enérgicas y muchas veces democráticas se avenían extraordinariamente a los espíritus sentimentales y hasta fueron peligrosas y subversivas para el orden social existente.
    En cuanto al conocimiento, el bushido trató ligeramente al puro conocimiento, se buscaba como un medio para la adquisición de la sabiduría. (...) el conocimiento se identificaba con su aplicación práctica a la vida.


Rectitud o Justicia 

El más poderoso precepto en el código samurai. 
    Rectitud es la facultad de decidir cierta línea de conducta, de acuerdo con la razón, sin titubear; morir cuando es justo morir; matar, cuando se debe matar. (...) Recitud es el esqueleto que presta firmeza y mantiene la estatura.
    Mencio llama a la benevolencia espíritu del hombre, y la rectitud su camino. (...) La rectitud, según Mencio, es un camino recto y estrecho, que el hombre debe tomar para recuperar el paraíso perdido.

Sé honrado en tus tratos con todo el mundo, cree en la justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la que surge de ti.
    
La rectitud es hermana gemela del valor; Inazo sostiene que una desviación ligera de la rectitud conduce a la recta razón [Giri]; que -en una primera aproximación, se refiere al deber que se debe cumplir según la opinión pública.
    En sus sentido original, la recta razón nos pide y ordena que hagamos <cumplamos> nuestro deber.
    El Giri -entendido como la necesidad de obrar rectamente, aunque el deber sea oneroso- es un severo vigilante que obliga a la realización de la tarea.   

     Anselmo de Canterbury afirma que La verdad [del pensamiento] no es otra cosa que la rectitud”. (...) un aspecto particular de esta idea de rectitud: el que se cumpla el deber. Es decir, el fin para el cual se nos otorgó una facultad como es la de pensar (nobis datum est). (...) la rectitud se da cuando se piensa algo sobre los datos obtenidos a través de los sentidos. [la rectitud como hacer lo que debe]
    Respecto de la justicia, Nitobe no la define ni la explica; en una mirada rápida a los contenidos de Internet la podemos encontrar como el valor supremo del derecho, como virtud suprema que se cultiva a través del cumplimiento del deber en el ámbito de la conciencia, como el valor que invita a obra y juzgar teniendo por guía a la verdad y dando a cada uno lo que le pertenece; en fin, vasto es el campo de significados para este concepto.

Valor, facultad de la audacia y del sufrimiento

Confucio la define por su contrario: Conocer lo que es justo, dice, y no ejecutarlo, arguye falta de valor. En su forma positiva, la definición sería: El valor consiste en hacer lo que es justo.
    Platón define al valor como el conocimiento de las cosas que un hombre debe temer y de las que no debe temer.
    Al referirse al "Valor", Nitobe combina tanto el valor moral como el valor físico; asocia al valor con cualidades del espíritu como la fortaleza, la bravura y la impavidez; cualidades que pueden desarrollarse por el ejercicio físico y el ejemplo, agrega que el aspecto espiritual del valor se manifiesta en la compostura, la tranquila presencia del espíritu. La tranquilidad es el valor en reposo, es una manifestación estática del valor , así como los actos audaces son una manifestación dinámica. Un hombre verdaderamente valioso está siempre sereno, jamás es cogido por sorpresa; nada perturba la ecuanimidad de su espíritu. 

Un espléndido complemento para la descripción de Valor de Nitobe la ofrece Sánchez Hernández en su artículo "Análisis filosófico del concepto valor" en donde habla de los elementos que, a su juicio, se han de tomar en consideración  al hacer un análisis de concepto general de valor. Los aborda uno a uno por separado y en su interrelación. Plantea que el mayor peso dentro del concepto “valor” recae en el elemento significación. Hace una propuesta de concepto general de valor con dos variantes atendiendo a si se asume como valor solo la significación positiva,  o también la negativa. Argumenta que existen diferencias entre el concepto general de valor y los múltiples conceptos particulares para cada zona o dominio axiológico, y que la mayor diferencia radica en el grado de generalización. Conceptualiza valores pertenecientes a zonas o dominios axiológicos particulares como los ético morales, político ideológicos, científico tecnológicos, artístico estéticos, de uso, históricos  y terapéuticos. 

Benevolencia

La voluntad o deseo de hacer el bien al otro, de querer lo bueno o beneficiar con nuestra acción a otras personas se denomina benevolencia. Pinedo Cantillo 

Cuando el valor alcanza su mayor altura se hace equivalente a la benevolencia, sentimiento de compasión, amor, magnanimidad, afecto hacia los demás, simpatía, que fueron siempre consideradas como las virtudes supremas, los más altos de todos los artributos del alma humana. La benevolencia se estima como una virtud regia en un doble sentido: como el primero entre los varios atributos de un noble espíritu y como esencial en la profesión de los príncipes.
    Confucio como Mencio repiten que el requisito supremo de un dominador de hombres está en la benevolencia! 

    La benevolencia era una virtud tierna, maternal. La inflexible rectitud y la austera justicia eran particularmente masculinas, la gracia tenía la amabilidad y persuasividad de una naturaleza femenina. Se (les) advertía que no incurriesen en la caridad indiscreta, sin sazonarla con justicia y rectitud. Masamune los expresa con precisión en su aforismo "La rectitud llevada al exceso se petrifica en rigidez; la benevolencia, practicada sin medida, se funde en debilidad".

    De acuerdo con Mencio, la benevolencia somete a su dominio cuanto se opone a su poder, (...) Dice también que el sentimiento de conmiseración es la raíz de la benevolencia, un hombre benévolo piensa siempre en los tristes y miserables.
    La benevolencia con el débil, el oprimido o el vencido, fue siempre alabada como particularmente digna de un samurái.

El samurái no tiene motivos para ser cruel. No necesita demostrar su fortaleza: su compasión nace de su fuerza.

De este “valor de la concordia” se ocupa Lara Nieto; afirma que el nombre de benevolencia que debe formar hoy parte del ethos democrático y merece ser incorporado por todos los medios en el proceso de socialización.  En el centro de la radicalidad ética hay que apelar a la benevolencia que habría de ser incluida a modo de injerto en el corazón de la justicia. Los rasgos de esta virtud política de raíz ilustrada son principalmente los siguientes: un deber que promueve el bien común incluso cuando no se espere una retribución; un entusiasmo natural por el bien público a modo de pacto natural originario; una constante inclinación a mantener una acción generosa humanitaria universal; una instancia desiderativa que, desde una antropología optimista, rechaza el egoísmo como estructura última del ser humana y tiende de manera constante a la concordia con todos los agentes racionales; una suerte de civilidad que brota de un justo sentimiento de los derechos comunes de la humanidad y de la igualdad natural que hay entre los hombres de la misma especie; una virtud social de la compasión; una virtud política de la cooperación y del compromiso que acompaña e implementa siempre a la justicia como su auxiliar necesario, impulsando primero acciones para que lo justo se haga presente y proyectando después nuevos objetivos.    Desde esta dimensión ético-social de la virtud ilustrada de benevolencia podrá afrontarse con mayor plausibilidad la humanización que es hoy tan necesaria.
    En su obra De legibus naturae disquisitio philosophica (1672), Cumberland concibe la benevolencia como aquella virtud que, al mismo tiempo que promueve el bien común (la felicidad y la perfección de todos los agentes morales de la humanidad), conduce también a la recompensa de la felicidad y subyace a los buenos deseos de los seres humanos.

Cortesía

La cortesía es una pobre virtud cuando solo la motiva el miedo de ofender el buen gusto, debiendo ser la manifestación externa de una consideración simpática hacia los sentimientos de los demás. Implica también un debido respeto a la adecuación de las cosas, y, por consiguiente, un respeto a las posiciones sociales (sin que estas expresen distinción plutocrática).

    En su forma superior, la cortesía casi se confunde con el amor; podemos decir, sin irreverencia, que la cortesía sufre largo tiempo y es generosa, no envidia, no se envanece, no se engríe, no comete inconveniencias, no es egoísta, no es fácil a la provocación, desoye el mal.

Un samurái es cortés incluso con sus enemigos. Sin cortesía, sin mostrar respeto a los demás, no somos mejores que los animales.

Al derivarla hacia las maneras de comportamiento social, Nitobe afirma que la cortesía es una gran adquisición, aunque no hiciera más que dar gracia a las maneras, ilustra su afirmación con el siguiente ejemplo: Caminaís bajo un sol abrazador, sin nada que os dé sombra; pasa a vuestro lado un conocido, japonés; os deteneís a hablarle, e inmediatamente se quita el sombrero (...) todo el tiempo que está hablando con vosotros el japonés tiene su sombrilla y está recibiendo el sol abrasador . ¡Qué tontería!, una gran tontería si su motivo no fuera éste: "Usted está al sol; yo siento simpatía por usted, de buena gana le cubriría a usted con mi quitasol, si este fuese bastante grande o si yo tuviese bastante confianza con usted; como no puedo darle sombra, debo compartir con usted las molestias" Ligeros actos de este género son la materialización de los sentimientos cuidadosos del bienestar de los demás. 
    Sin la veracidad, la cortesía es una farsa y una apariencia. La corrección, llevada más allá de los límites debidos - dice Masamune - se convierte en mentira. 
     Podemos decir - con Blanco -, que la cortesía es un conjunto de normas que nos da una sociedad, y que aprendemos desde la infancia, con el fin de manifestar un trato amable y cordial hacia los demás; sin embargo, agrega Blanco, Si entendemos la Cortesía como “el conjunto de estrategias que los hablantes utilizan de manera sistemática para asegurar y modificar el estatuto de sus relaciones sociales: para mejorar el trato amistoso, o para establecer un clima de respeto mutuo”, las palabras y frases que  utilizan los jóvenes para comunicarse con sus semejantes están lejos de ser incluidas en la lista de las palabras que denotan un trato cordial y respetuoso sin que esta falta de formalidad sea una amenaza a la integridad de las personas

Veracidad

Tsu Tsu afirma que la sinceridad es el fin y el principio de todas las cosas; sin ella no existiría nada; habla de su naturaleza trascendental y duradera, de su facultad de producir cambios sin movimiento y de realizar sin esfuerzo, por sola acción de su presencia, sus fines. 
    De acuerdo con el diccionario, es veraz lo que se apega a la verdad, lo que corresponde a la realidad; la veracidad -cualidad de veraz- es el valor que nos hace comunicarnos con otros en base a la verdad de lo que sabemos, pensamos, sentimos o creemos.
    Tres son los móviles de la veracidad que enumera Lecky, a saber: el industrial, el político y el filosófico, (...). En el aspecto filosófico, el más elevado al decir de Lecky, es donde la honradez alcanzó alto rango en el catálogo de las virtudes. De ella se dice que [la honradez] es la mejor política, Nietzsche afirma que es la más joven de las virtudes. Asociada a la honradez, la veracidad aparece en las sociedades industriales como una virtud de práctica fácil y provechosa. 
    La idea de honradez está íntimamente unida con el honor.


Honor 

Por su etimología, Honor deriva del latín honoris, honos que describía ciertas cualidades (rectitud, decencia, gracia, dignidad, fama, respeto...) que deberían tener las personas que ejercen un cargo público. En latín originariamente honos significa el premio público que se le da a aquel al que se le supone o se cree que es recto y decente, y este premio de reconocimiento suele ser un cargo público de carácter político.    
    Recuperemos a Nitobe, de acuerdo con él, el sentimiento de honor implica una conciencia clara de la dignidad y el merecimiento personal; su opuesto -el deshonor- es el sentimiento de vergüenza, indicio de nuestra conciencia moral. El deshonor  - agrega Nitobe - es como una cortadura en un árbol: el tiempo, en vez de borrarla, la hace mayor. La vergüenza - afirma Carlyle - es el solar de todas las virtudes, de las buenas maneras y de la buena moral. 
    En el nombre del honor se perpetraron hechos que no pueden hallar justificación en la ética; para contrarrestar - y aún dominar- tales excesos es necesario la práctica de la magnanimidad y la paciencia, virtudes recomendadas por Lyeyasu y Mencio, la ira provocada por una ofensa insignificante es indigna de un hombre superior; pero la indignación por un gran motivo es una cólera justa. 

Un samurái solo tiene un juez de su honor y es su propia conciencia. Las decisiones que toma y como las lleva a cabo son un reflejo de quién es en realidad. Nadie puede ocultarse de sí mismo. 

Sobre el honor, Mencio afirma que "amar el honor es una cualidad del espíritu de todo hombre; pocos imaginan que lo verdaderamente honorable está dentro de ellos y no en ninguna otra parte. El honor que los hombres confieren no es verdadero honor. 
    El honor se apreciaba entonces como el summum bonum de la existencia terrenal. 
    El honor ganado en la juventud crece con la edad. 

Lealtad

Nitobe no describe específicamente a la lealtad, se refiere a ella como la obediencia voluntaria y consiente de un vasallo a su señor; como obediencia al llamamiento del deber, la sumisión ciega a una orden de una voz superior.
    Para ejemplificar la lealtad, Nitobe recurre al siguiente paralelismo: Los lectores de Critón recordarán el argumento con que Sócrates representa las leyes de la ciudad, discutiendo con él acerca de su evasión. Entre otras cosas les hace decir [a las leyes o al Estado] "Puesto que tú has nacido, te has criado y te has educado bajo nuestra protección, ¡Te atreverás a decir una sola vez que no eres nuestra obra y nuestro siervo, tú y tus padres y todos tus antepasados!" Estas palabras que no impresionan (a los japoneses) como cosa extraordinaria; porque el mismo razonamiento ha estado largo tiempo en el bushido, con esta diferencia, que las leyes y el Estado se encarnaban en una persona. La lealtad es un producto ético de esta teoría política. 
    Sobre la lealtad, Salgado escribe que es una palabra que representa uno de los prioncipales valores en toda sociedad progresista y ha sido definida como una virtud que se desarrolla principalmente en nuestra conciencia, así como el compromiso de defender lo que creemos y en quien creemos, lo que supone hacer aquello con lo que una persona se ha comprometido, aún cuando las circunstancias cambien; dicho de otra manera, es cumplir con la palabra que se ha dado; por tanto, alguien que es leal responde a una obligación que tiene con las y los demás.
    La lealtad es la permanente devoción o fidelidad sobre aquello en lo que sienta honrado a pertenecer, puede ser una nación, una institución o a una persona con la que se tiene un fuerte vínculo emocional. La lealtad en una convicción, un compromiso de estar presente en cualquier circunstancia. 
    Demostrar lealtad, es demostrar honor y gratitud; su antónimo es la traición. 

Hasta aquí los valores a los que se refiere Nitobe; el libro continua luego sobre otros aspectos de la vida samurái; al referirse a la educación, Nitobe dice que a los samurái se les educaba privilegiando la formación del carácter dejando al conocimiento en un lugar subordinado. Los tres pilares de la formación: Sabiduría, benevolencia y valor se atendían al mismo tiempo que la literatura -estudiada como pasatiempo- y la filosofía como auxiliar para la formación del carácter. El plan de estudios lo componían: Esgrima, ejercicios con arco, jiujitsu o yawara, equitación, manejo de la lanza, táctica, caligrafía, moral, literatura e historia; las matemáticas no se incluía en la educación pues eran consideradas no indispensable para las guerras. De las tres clases en las que Bacon divide al estduio por razón de su utilidad, a saber: para el goce, para adorno y para la capacidad, el bushido tenía decidida preferencia por la capacidad cuando su uso fuese el juicio y resolución de asuntos. 
    Otros aspecto de la formación del samurái se refiera a la disciplina. Para el samurái era particularmente importante la disciplina de la inhibición y la fortaleza para inculcarle el sufrimiento sin una queja y la enseñanza de la cortesía como exigencia para no perturbar el placer o la tranquilidad de los demás con manisfestaciones de tristeza o dolor, con el control de las emociones se pretendía que la cara del samurái no diera señales de alegría ni de ira, manteniendo los sentimientos más naturales en perfecto dominio, dejar traslucir las emociones era considerado poco varonil. 
    Un capítulo dedica Nitobe a la descripción del suicidio como forma de desagravio; cuando las acciones del samurái/caballero noble se juzgan como indignas y desprestigian o deshonran entonces procedía el suicidio, harakiri o seppuku; Suicidio por desentrañamiento que se realizaba de forma voluntaria por quienes habían cometido serias ofensas o habían sido deshonrados, el harakiri formaba parte de una ceremonia elaborada con presencia de asistentes; también era una manera de morir con honor para evitar caer en manos de enemigos y ser torturado.   
Fin de la publicación.  

BIBLIOGRAFIA

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Instituto Niten. (17 de Agosto de 2025). Samurai. La historia de los samuraihttps://niten.org/espanol/samurai 

Lara Nieto, M. D.,  (2011). Reseña de "la benevolencia.Genealogía de una virtud política ilustrada" de Salguero Manuel.  Profesorado. Revista de Currículum y Formación de Profesorado, 15(3), 372-375.  

Moya Cañas, P., & Rodríguez Rodríguez, C.  (2013). La rectitud es una cierta adecuación: la noción de verdad en Anselmo de Canterbury y Tomás de Aquino. Teología y Vida, LIV(4), 651-677. 

New World Encyclopedia. (17 de Agosto de 2025) Nitobe Inaziohttps://www.newworldencyclopedia.org/entry/Nitobe_Inazo  

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Real Academia Española. (2014).  Diccionario de la Lengua Española. 23a Ed. en https://dle.rae.es/veracidad 

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Sánchez, C. (05 de febrero de 2020). ¿Cómo citar una Página Web?. Normas APA (7ma edición). https://normas-apa.org/referencias/citar-pagina-web/