sábado, 21 de marzo de 2015

GESTION DE ESPACIOS VIRTUALES. FASES Y SEGUIMIENTO DE LA ACCIÓN TUTORIAL


Tomado del curso "Formación de Tutores" módulo 3. en  https://snte.declara.com/class/630356/page/630363


 

Para atenuar la imprevisibilidad de los procesos de enseñanza en entornos virtuales y como un modo de organizar la labor tutorial propia de la gestión de los espacios virtuales, es altamente recomendable que el docente-tutor trabaje conforme a una adecuada planificación con algunos plazos, etapas y acciones previamente definidas, ya que entendemos la labor de tutoría como una actividad que, como no es espontánea, requiere de cierta preparación previa.

8.1 Fases de la acción tutorial

Podemos considerar tres grandes momentos o fases de la acción tutorial a lo largo de cualquier popuesta de enseñanza a distancia (curso, asignatura, módulo, unidad didáctica, etc.):
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  1. Inicio
  2. Desarrollo
  3. Cierre
 

1. Inicio

Este es el momento de la bienvenida y de la presentación general del curso, de sus responsables y destinatarios. Se introduce el curso, asignatura, o unidad, dando un adecuado recibimiento a los cursantes aprovechando la oportunidad para describir las características generales de la propuesta, los objetivos, el programa de contenidos, los plazos establecidos, los criterios de evaluación y requisitos de aprobación, etc. También es importante la presentación de los autores y/o tutores de la propuesta, e invitar a los cursantes a hacer lo mismo por su parte.

¿Cuánto puede el tutor llegar a conocer a sus estudiantes? ¿Podrá identificar sus saberes y experiencias previas, sus expectativas, sus características socio-culturales, el entorno en el que se desenvuelve, etc.?

El hecho de que en la educación virtual la comunicación sea predominantemente escrita y que falte el contacto visual es un importante obstáculo para la comunicación virtual. Siendo esto así es que el tutor debe ocuparse desde el inicio por comunicarse adecuadamente por escrito intentando hacerse conocer e identificando con el mayor detalle posible a cada uno de los estudiantes. Solicitar que cada cursante actualice (si fuera necesario) la información relativa a sus datos personales con su foto de perfil y demás datos (como edad, lugar donde vive, ámbito laboral, vías de contacto, uso de redes sociales, etc.), es considerada una buena práctica que favorece el entramado de la red de relaciones que se tejerá entre los participantes. Los foros de presentaciones e intercambios libres que se habilitan en esta fase, son una excelente herramienta que permite, además de lo mencionado anteriormente, ejercitar a los participantes en el uso de este tipo de recursos de comunicación asincrónica que ofrecen la mayoría de las plataformas educativas. Todo esto contribuye al afianzamiento de la relación estudiante-tutor que se abonará a lo largo de todo el cursado y posibilita al tutor personalizar el estilo comunicacional, adaptando las intervenciones y los mensajes a sus destinatarios. 
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Si tenemos presente que muchas de las actividades a realizar serán de carácter colectivo, será clave generar un ambiente de trabajo agradable en el que los participantes sientan que forman parte de una comunidad, de una red, en este caso virtual. Por lo tanto, es aconsejable que el tutor en esta primera toma de contacto envie al menos dos mensajes a los estudiantes, uno individual (en el que se le ofrece una atención personalizada) y otro de carácter más general (en el que se les mostrará que forman parte de un colectivo).

¿Qué hay acerca de la posibilidad de realizar un diagnóstico? ¿Con qué alcances?

Esta fase inicial es también el momento ideal para realizar un diagnóstico de la situación actual del estudiante con el fin de adecuar los objetivos, las actividades a las expectativas y estructurar un plan de trabajo tentativo para el logro de los objetivos de aprendizaje predefinidos. Toda esta información servirá también para considerar el punto de partida de los cursantes al momento de evaluar sus futuros desempeños y de efectuar la correspondiente devolución. Este diagnóstico debe versar, entre otras cosas, sobre los prerequisitos disciplinares y conocimientos previos necesarios, pero también sobre los conocimientos tecnológicos que supone deben poseer los estudiantes. En algunos casos será necesario al inicio dar la oportunidad para que los participantes conozcan el modo de uso y las características de los distintos recursos del aula virtual. Podrán diseñarse manuales, pequeños tutoriales o guías que le sirvan para realizar una breve aproximación a la experiencia que propone la instancia virtual en la que se encuentra inscrito.

Es crucial que desde el principio el cursante sienta que está acompañado por su tutor, y que lo seguirá estando a lo largo de todo el proceso. Que conozca sobre el contenido de la propuesta y lo que se espera de él, y las herramientas y vías de comunicación con las que podrá estar en contacto permanente con el tutor y sus compañeros. Y que conozca también quiénes son sus pares con los que compartirá la experiencia. Éstas y cualquier otra estrategia en este sentido, contribuyen a la motivación y disminuyen la deserción como consecuencia del sentimiento de soledad y aislamiento que suelen tener los cursantes en la educación virtual.

2. Desarrollo

En esta etapa los cursantes no sólo reciben información sino que participan junto con el tutor en un rol más activo en la construcción de conocimiento. Interactúan con el resto en forma más participativa en la comprensión de los contenidos logrando aprendizajes activos, reflexionando y compartiendo sus puntos de vistas y diferentes perspectivas.

En esta fase el tutor lleva a cabo algunas de las tareas más paradigmáticas de la labor tutorial: facilitar, orientar y dinamizar:

  • Facilita: en el abordaje y desarrollo de los contenidos disciplinares del curso, asignatura, materia o unidad. Se encarga de publicar las clases en línea o poner a disposición los documentos descargables mediante entregas periódicas con los contenidos, actividades o asignaciones, lecturas asociadas y demás recursos digitales de la clase virtual. Si fuera el caso habilita los espacios de trabajo del entorno virtual, como foros, wikis, planillas o documentos colaborativos, chats, etc. y comunica de su habilitación, modos de uso y plazos de actividad. Establece además las condiciones de entrega de los trabajos individuales o colectivos relativas al formato (cantidad de páginas, estilos tipográficos, etc.), soporte (en archivos descargables o en línea), medio (por correo electrónico, a través de un repositorio en línea, o sección específica del aula virtual, etc.) y cronograma.
  • Orienta: en el aprendizaje individual y grupal dando información, resolviendo dudas y recomendando tareas, lecturas o actividades para favorecer el desarrollo personal y académico de los estudiantes.  Es habitual que se le planteen dudas a los cursantes en cuestiones disciplinares y técnicas que el tutor debe procurar atender en un plazo máximo de 48 horas, ya que una consulta sin responder podría tener repercusiones negativas generando un sentimiento de insatisfacción por la desatención, y en el peor de los casos, provocando la deserción.
  • Dinamiza: la lectura de las clases, fomenta la participación en los foros de debate y motiva al estudiante para que mantenga un estado emocional positivo y favorable al aprendizaje. El escenario privilegiado para dinamizar el curso son los foros. Allí se pueden identificar los temas centrales de la clase y aquellos que más preocupan a los estudiantes, y generar intercambios y debates en los cuales se fomente el análisis compartido y la reflexión individual. Otro recurso para hacerlo es la mensajería interna o correo electrónico. A través de ellos podrá hacerle llegar al estudiante mensajes de apoyo que generen autoconfianza, prestándole la atención particular que cada uno de ellos podría necesitar, demostrando cierta flexibilidad ante los distintos problemas de índole personal y académica que se le puedan plantear.

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En la fase de desarrollo de la tutoría, el tutor consolida su labor a través del seguimiento y evaluación permanente del progreso del estudiante identificando sus problemas académicos u otras necesidades personales que puedan interferir con su desempeño. Sobre el seguimiento, evaluación de los desempeños y devolución nos ocuparemos en el apartado siguiente.

3. Cierre

En la fase de cierre y evaluación de los desempeños el tutor debe analizar de manera conjunta con el estudiante el grado en que se alcanzaron los objetivos acordados al iniciar la propuesta educativa. Usualmente la última clase o el último foro es el momento donde se sacan conclusiones y se reflexiona sobre los contenidos trabajados, sobre los logros alcanzados y los no alcanzados, sobre la experiencia de formación, etc.

¿Evaluación de los desempeños de quienes?

Esta evaluación a la que nos referimos tiene un doble sentido, por un lado la que realiza el tutor sobre los desempeños de los estudiantes y la que éstos realizan sobre la labor tutorial. Es conveniente que además de proporcionar retroalimentación al estudiante sobre su desempeño, el tutor examine críticamente la planeación de la tutoría, su desarrollo y los resultados alcanzados con relación a los objetivos que se planteó con el fin de identificar posibles vacancias o falencias para tratar de superarlas. Una herramienta muy útil para recabar información de los estudiantes, que puede ser aplicada en línea, es el formulario digital de encuestas con preguntas relativas a la tutoría virtual.

La información obtenida a partir de estos análisis permitirá retroalimentar a la coordinación encargada de la gestión de la tutoría, así como aportar experiencias valiosas para otros tutores. Es muy recomendable que las apreciaciones y recomendaciones que se deriven de este ejercicio de análisis se comuniquen a las autoridades académicas de la institución, en un reporte escrito o informe de tutoría,  con el fin de mejorar el proceso en su totalidad y evitar en lo posible repetir errores o enfrentar los mismos inconvenientes que ya otros tutores han superado. Rueda colores.jpegPara terminar queremos decir que, aunque hemos compartido algunas alternativas, opciones y recomendaciones generales, no existe en realidad una única fórmula o modelo generalizable a todos los procesos de tutoría virtual, ya que cada curso, cohorte, grupo, comisión, contexto, tiene características particulares que lo hacen único y diferente, lo que hacen también de la labor tutorial una experiencia única y diferente.

8.2 Seguimiento tutorial



Mencionábamos en el punto anterior que el desarrollo de la acción tutorial implica, entre otras cosas, la tarea de seguimiento, esto junto a la retroalimentación frecuente, constituyen uno de los factores de éxito de la educación virtual, favoreciendo la sensación de acompañamiento y disminuyendo el riesgo de deserción. Los estudiantes necesitan comentarios y observaciones frecuentes sobre la realización de las actividades, las lecturas realizadas, la participación en los foros, sobre su progreso en general, etc. en donde han puesto en juego actitudes y aptitudes para el aprendizaje.

Por parte del tutor las tareas de seguimiento le permiten, entre otras cosas, obtener los insumos necesarios para un momento crucial del proceso de tutoría que tiene que ver con la evaluación de los aprendizajes y la respectiva devolución de los desempeños a los estudiantes.

¿Seguimiento de indicadores cuantitativos o cualitativos?

En general en las plataformas educativas o campus virtuales existen herramientas de las cuales puede valerse el tutor para hacer el seguimiento. La cuestión es que en la mayoría de los casos, por no decir todos, los datos que brindan son de carácter exclusivamente cuantitativo, cuando una buena tarea de seguimiento, nos arriesgamos a afirmar, se fundamenta además en información de naturaleza cualitativa.  Ejemplo de indicadores cuantitativos que arrojan las plataformas son la cantidad de accesos a las clase u otra sección del aula virtual, tiempo de conexión, si el cursante realizó o no la descarga de determinado contenido o material, porcentaje de lecturas accedidas, etc. No desmerecemos este tipo de información cuantitativa, sino que reconocemos la importancia de llevar cierto control sobre esas variables (que informan algo básico como si el estudiante accedió o no a la clase, o si entró o no a un foro) y el potencial que tienen si se combinan con indicadores de tipo cualitativo.

¿Planillas de seguimiento o rúbricas de evaluación?

Tanto para registrar información de índole cuantitativa como cualitativa, la herramienta ideal es lo que se denomina planilla de seguimiento. Éstas contienen una fila para cada cursante y, en forma analítica en las columnas, todos los datos que identifican a los estudiantes (nombre, apellido, usuario, correo-e, etc.). A continuación de las columnas con los datos personales se ordenan las actividades o asignaciones, que podrán o no estar agrupadas por clases, unidades de aprendizaje, módulos, etc., tanto individuales como grupales, que debe realizar el cursante para alcanzar los objetivos de aprendizaje (participar en algún foro, entregar una actividad, responder una encuesta, etc.). En cada celda de la fila correspondiente a un determinado cursante se registra, para cada una de las actividades, el grado o porcentaje de cumplimiento de dicha actividad, que luego se resume y se pondera si fuera el caso, en una columna final que computa el rendimiento promedio alcanzado.

Un ejemplo sencillo de una planilla de seguimiento sería:

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El diseño y grado de detalle de las planillas dependerá de la cantidad y calidad de la información que el tutor desee registrar. Esta decisión, dado que las planillas de seguimiento pierden potencial si no son actualizadas periódicamente, estará en estrecha relación con el tiempo y esfuerzo que estará dispuesto a invertir versus la utilidad esperada que éstas le reportarán.
 
Un caso más complejo, semejantes a las planillas de seguimiento lo son las denominadas rúbricas o matrices de valoración. Como estas rúbricas son una herramienta de seguimiento y a la vez una herramienta de evaluación, es que seguiremos hablando de ellas en el apartado siguiente. Sin embargo no queremos dejar pasar esta oportunidad para comentarlas brevemente.



López (2002) en su artículo de Eduteka comenta que las rúbricas facilitan la evaluación del desempeño del estudiante sobre todo en aquellas áreas disciplinares que son complejas, imprecisas y subjetivas; y que se diseñan de manera que el estudiante pueda ser evaluado en forma "objetiva" y consistente. Al mismo tiempo permite al profesor especificar claramente qué espera del estudiante y cuáles son los criterios con los que se van a calificar los objetivos previamente establecidos.

En una rúbrica en forma de columnas se coloca la escala de calidad para calificar los diversos aspectos a evaluar con una gradación que vaya de mejor a peor. En cada fila se colocan los aspectos o elementos que se han seleccionado para evaluar y en las celdas centrales se describe de la forma más clara y concisa posible los criterios que se van a utilizar para evaluar esos aspectos.


Un ejemplo de los criterios y su escala de gradación para una tarea específica es el siguiente:

[3]

Existen sitios web gratuitos especializados en el diseño en línea de rúbricas de muy fácil utilización. Estos sitios suelen incluir algunas plantillas con matrices preelaboradas y guías que a modo de tutorial orientan sobre su elaboración. Uno de estos sitios es Rubistar, que ofrece además la posibilidad de descargar o imprimir rúbricas elaboradas por otros usuarios. También pueden ingresar a la página de Educ.ar y ampliar este tema con un interesante artículo sobre Evaluaciones y Rúbricas.

8.3 Evaluación y Devolución sobre los desempeños


El tutor no es sólo un acompañante que facilita técnica y operativamente el desarrollo del curso, sino que además tiene un rol más disciplinar, social y evaluativo. Valiéndose de la planilla de seguimiento y de las rúbricas podrá evaluar el rendimiento de los cursantes y el nivel de los objetivos de aprendizaje alcanzado. De acuerdo al plan de trabajo de la propuesta educativa, planificará instancias evaluativas a todo lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje y no sólo al finalizar el mismo. La llevará a cabo concomitantemente con el desarrollo de las actividades clase tras clase. La evaluación final sólo debería ser una instancia de cierre que sintetiza la valoración sobre los desempeños cuanti y cualitativos de las instancias parciales a las que recién hicimos referencia.


La evaluación, ya sea que se la entienda como proceso o como punto de llegada, debe dar lugar a cierta retroalimentación. El tutor mediante sus devoluciones ofrece al estudiante la oportunidad de recibir una valoración cuantitativa y/o cualitativa de cada uno de los aspectos o características evaluadas y de su desempeño alcanzado  en un sentido integral. Da la oportunidad de destacar los logros y las falencias específicas detectadas de cada estudiante promoviendo en cada una de las actividades evaluadas una valoración en sentido formativo y una chance para nuevos aprendizajes.

La devolución puede consistir desde pequeñas intervenciones en los foros de actividades, hasta exhaustivas notas personales formales enviadas a los cursantes por medio del correo virtual u otro recurso del aula virtual. Una nota o reporte escrito con la devolución del tutor, si bien constituye una tarea de mayor exigencia para el mismo, aporta cierto carácter formal y material a una relación que, por diversos medios, ha intentado cargarse de significado, de cierta materialidad e institucionalidad en un entorno del tipo de la educación virtual.


8.4. Bibliografía


  • Adell, J. y Sales, A. (sf). El profesor online: elementos para la definición de un nuevo rol docente. [artículo en línea]. Revista EDUTEC. [Fecha de consulta: 17/7/2014]. <http://especializacion.una.edu.ve/fundamentos/paginas/adell.pdf>
  • Gulikers, J. T. M., Bastiaens, Th. J., & Kirschner, P. A. (2004). A five‐dimensional framework for authentic assessment. Educational Technology Research & Development, 52, 67‐85.
  • López G., Juan C. (2002). Matriz de valoración. [artículo en línea]. Eduteka. [Fecha de consulta: 23/7/2014]. <http://www.eduteka.org/MatrizValoracion.php3>
  • Salmon, G. (2002). E-actividades. El factor clave para una formación en línea activa. Barcelona: UOC.


[1] Adell, J. y Sales, A. (sf). El profesor online: elementos para la definición de un nuevo rol docente. [artículo en línea]. Revista EDUTEC.[2] López G., Juan C. (2002). Matriz de valoración. Eduteka.
[3] Idem
[4] Gulikers, J. T. M., Bastiaens, Th. J., & Kirschner, P. A. (2004). A five‐dimensional framework for authentic assessment. Educational Technology Research & Development, 52, 67‐85.

jueves, 19 de marzo de 2015

ROLES Y COMPETENCIAS DEL TUTOR VIRTUAL


Tomado de Modulo 3 "Roles y Competencias del Tutor Virtual" del curso Formación de Tutores en https://snte.declara.com/class/630356/page/630361


 
  

Intentaremos aquí abordar algunas cualidades particulares que un docente debe desarrollar para ser un buen tutor virtual. Veremos algunas características de la educación a distancia en relación con el rol del docente-tutor y lo que aportan las tecnologías como elemento renovador del paradigma educativo, con cuyo apoyo se pueden construir escenarios de aprendizaje mucho más participativos.

También serán parte del texto las competencias de un buen tutor virtual y algunas estrategias para la gestión de los recursos y herramientas del entorno donde desenvuelve su labor, como por ejemplo, las relativas a la moderación de los foros, mediación entre las discusiones de los cursantes y entre éstos y los contenidos, la gestión pedagógica del trabajo grupal, las de seguimiento de los procesos de enseñanza y aprendizaje y la gestión de la comunicación.

7.1 De roles y escenarios


La educación a distancia no es algo nuevo, Existe prácticamente desde que existe la escuela. Habrán escuchado hablar de los cursos por correspondencia... esto no es más que una modalidad de educación a distancia a través de entregas periódicas de fascículos o materiales didácticos. La educación a distancia hoy tiene particularidades antes impensadas, ya que, gracias a internet, se han generado nuevos soportes, espacios o entornos (ya no físico-analógicos) donde se pueden llevar a cabo procesos de enseñanza aprendizaje distintos a los de la escuela tradicional presencial.

Ese escenario de la educación a distancia al que nos referimos, en general, y de la educación virtual, en particular, el lugar donde funcionan los campus y aulas virtuales y donde se imparten las clases, es el monitor de la computadora. En lugar de paredes, pizarrones, bancos, tenemos programas especiales y representaciones visuales que estructuran un entorno donde acontece todo lo relativo al acto de enseñar y de aprender. Estos escenarios, los denominados plataformas educativas o campus virtual (que equivalen a toda una institución en la modalidad presencial) y aula virtual (equivalente al aula física) ilustran dispositivos similares al mundo analógico en la modalidad a distancia. El aula virtual es uno de los conceptos que resume las posibilidades actuales de la enseñanza en línea a través de internet. Un aula virtual es un entorno de enseñanza/aprendizaje basado en un sistema de comunicación mediada por ordenador (Turoff, 1995). Siendo así, opera como "el espacio simbólico en el que se produce la relación entre los participantes en un proceso de enseñanza/aprendizaje que, para interactuar entre sí y acceder a la información relevante" (Adell y Gisbert, 1997).

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Los campus virtuales y el aula virtual consisten, entre otras cosas, en programas específicos basados en sitios web especializados que cuentan con herramientas y recursos para la gestión de la enseñanza y el aprendizaje, donde convergen tanto los docentes como los estudiantes.

Para distinguir a estos nuevos entornos a distancia, mediados por tecnologías digitales, de aquellos tradicionales fundamentalmente presenciales, es que se suele hacer referencia a entornos virtuales de aprendizaje como ya hemos mencionado.

La educación a distancia como la conocemos hoy ha hecho necesario redefinir los roles o funciones, competencias y habilidades necesarias del docente en el desarrollo de las acciones vinculadas con enseñar y aprender. El entorno se reconfigura, y con él también, las relaciones y los tiempos. Las plataformas educativas o campus virtuales y el aula virtual (el entorno) cumplen con algunas de las funciones del aula presencial, pero no tiene su forma, ni un espacio físico determinado. La interacción entre el docente y los estudiantes, y de éstos con los contenidos (las relaciones), mediado todo por tecnología, demandan de creatividad y motivación. Lo sincrónico de la presencialidad (los tiempos) no es una de las principales características de la educación a distancia. Las interacciones no requieren que la presencia de los actores se dé en un mismo momento en el entorno donde se relacionan. Lo asincrónico es una característica de la educación a distancia.


En este nuevo escenario el rol docente puede ser visto desde diferentes concepciones. Así es que, por ejemplo, en algunas instituciones el rol del docente en la educación virtual se reduce a ser un tutor que atiende consultas administrativas u operativas (como brindar información sobre los plazos y procedimientos, atender pedidos de prórroga, etc...) y, en el mejor de los casos, que contiene y estimula a los estudiantes en su cursado, pero sin ocuparse de los contenidos, del seguimiento sobre los desempeños ni de la evaluación. En otras, en cambio, se ocupa de lo anterior, pero además posee conocimientos pedagógicos y disciplinares que le permiten enseñar un determinado contenido curricular. En estas situaciones es requisito que el docente-tutor sea también un especialista en los contenidos de la asignatura y además sea capaz de desempeñarse en un rol, no solamente administrativo y técnico, sino en uno más disciplinar, social y evaluativo.

Cuando hablamos de plataformas educativas hablamos en realidad de herramientas o recursos que por sí mismos no enseñan. Son herramientas que no definen la calidad educativa, de la misma manera que la tiza no define (de por sí) la calidad de los contenidos en el pizarrón o el libro la calidad de su texto. Lo central entonces no son las plataformas, las aulas o las clases virtuales, sino lo que, como docentes-tutores, hacemos con ellas. Los contenidos disciplinares y el modo en que ayudamos a nuestros estudiantes a aprender, el modo en que ellos pueden interactuar entre sí o con sus docentes, la calidad de los canales de comunicación que habilitamos, el grado de motivación que brindamos y la creatividad puesta en juego en el diseño de las estrategias didácticas siguen siendo tan centrales y tan importantes en la educación a distancia como en la educación presencial.
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El siguiente video drawing “Educación y TIC” (iniciativa de educ.ar, portal educativo del Estado Argentino), recoge reflexiones de diferentes expertos como Manuel Castells, Henry Jenkins, Ken Robinson, George Siemens, Inés Dussel, Nicholas Burbules y Judy Harris. En particular presten atención en el minuto 6'20" cuando Judy critica el hecho de centrar el diseño de experiencias de aprendizaje para los estudiantes en las herramientas y recursos digitales, cuando en realidad solo son un medio, eso sí, muy poderoso y, en sus propias palabras: “(...) un enorme potencial para ayudar a los estudiantes a aprender mejor y a los docentes para enseñar aun mejor”.



7.2 Ser docente, ser tutor


¿Qué es la docencia? ¿Qué es lo propio o específico del trabajo docente? ¿Cuáles son las capacidades que requiere un docente para desarrollar su tarea/trabajo? 
Seguramente, si lo piensan un poco, podrán responder sin dudas estos interrogantes; después de todo somos docentes y, de alguna u otra forma, hemos realizado en nuestro desarrollo personal algún recorrido que nos ha llevado a alcanzar los saberes y competencias necesarias para la profesión docente.
Si intentamos brevemente responder los interrogantes antes planteados, podemos decir que la docencia es un trabajo profesional donde lo propio o lo específico es la  enseñanza, que requiere en su ejercicio de competencias para llevar adelante procesos de gestión de contenidos, gestión de situaciones de aprendizaje y gestión de condiciones del contexto (institucionales y socioculturales). Algunos autores definen a la docencia como una profesión cuya especificidad se centra en la enseñanza, entendida como acción intencional y socialmente mediada para la transmisión de la cultura y el conocimiento en las escuelas, como uno de los contextos privilegiados para dicha transmisión, y para el desarrollo de potencialidades y capacidades de los alumnos.
Las mismas preguntas que nos hicimos sobre el docente y su profesión, nos podemos hacer cuando hablamos de tutoría: ¿Qué es la tutoría? ¿Qué es lo propio o específico del trabajo tutorial? ¿Cuáles son las competencias que requiere un tutor para desarrollar su tarea/trabajo?

Podemos decir que la tutoría es un modo de entender y desarrollar la docencia en procesos educativos mediados por TIC, donde lo propio o lo específico es la enseñanza en entornos virtuales de aprendizaje que requiere de las mismas competencias necesarias para ser docente, en un sentido tradicional, pero que además requiere de algunas otras competencias propias de la labor virtual.



En la educación virtual podemos decir que el tutor es quién fomenta el desarrollo del estudio independiente, es un orientador o facilitador de los aprendizajes que asiste en forma personal al estudiante y contribuye a que éste se vincule con sus pares, con otros docentes y con la institución educativa. Cada uno de nosotros siendo docentes sabemos qué es ser uno y de qué se trata la docencia, desde allí como punto de partida los invitamos a pensar qué significaría ser docente-tutor en un entorno virtual. Existen muchos autores que aportan sus definiciones y consideraciones de esta figura, pero para ayudarnos a pensar la respuesta, leamos al menos  los siguientes:



Un aspecto no menos relevante del ser tutor, es lo referido puntualmente a que el tutor virtual es un profesional que puede o no ser experto en contenidos. Esto porque hay diferentes enfoques para comprender el rol y las funciones del tutor en un entorno virtual de aprendizaje. Creemos y promovemos que un buen tutor no es sólo alguien que acompaña, sino que es un profesional que conoce de la disciplina que enseña, de pedagogía y de las tecnologías de la comunicación y la información en entornos virtuales de aprendizaje.

7.3 Roles o funciones en la educación virtual


Toda propuesta de enseñanza a distancia -asignatura, módulo, unidad didáctica- implica distintas instancias para su diseño y desarrollo. Según sea el modelo o enfoque que asuma una institución para desarrollar la propuesta podrán definirse distintos actores que cumplirán determinados roles o funciones.

Algunas de las funciones más comunes necesarias para poner en marcha una propuesta de esta naturaleza son:

1. Diseño del programa de asignatura o unidad de aprendizaje y desarrollo de los contenidos y actividades: Incluye la definición de los objetivos o propósitos de aprendizaje, la elección de los contenidos disciplinares a abordar, la selección bibliográfica, la definición de los criterios de evaluación, el régimen o requisitos de aprobación, etc. El desarrollo de los contenidos y sus actividades relacionadas consiste en la redacción de clases virtuales o textos descargables donde se abordan los contenidos, y también en la elaboración de guías y/o secuencias didácticas donde se presentan las actividades o acciones de aprendizaje propuestas, etc. Estas tareas son en realidad comunes al diseño -de un curso, asignatura o unidad- y desarrollo de contenidos tanto en la educación presencial como a distancia virtual. En el caso de esta última los objetivos, contenidos y estrategias, tanto para abordar los contenidos como para la propuestas de las actividades de aprendizaje, estarán en estrecha relación con la naturaleza de la educación virtual. Así, por ejemplo, la forma y los momentos en la que se tratan los contenidos debe favorecer que el estudiante pueda aprenderlos sin contar con la presencia sincrónica del docente. La bibliografía asociada debe ser digital y estar disponible para su consulta en línea o descargable, los recursos didácticos multimediales (imágenes, videos, audios, presentaciones de diapositivas, etc.) deben ser digitales y estar disponibles de fácil acceso para el estudiante, etc. Las actividades deben ser lo suficientemente claras e incluir herramientas o recursos fácilmente disponibles para el estudiante dentro de la plataforma educativa o en línea -y preferentemente, de uso libre y gratuito. Por su parte, los criterios y modalidades de evaluación también se espera que sean coherentes con la modalidad virtual. Todas estas decisiones de diseño del programa y contenidos estarán íntimamente relacionadas y condicionadas por las posibilidades y prestaciones de la plataforma educativa en la que el programa se implementará.

2. Diseño y selección de estrategias didácticas: con esta función lo que se trata es que un determinado contenido pueda ser enseñado y aprendido en un entorno virtual. Implica la definición de estrategias a seguir por parte del docente virtual para que los contenidos y las actividades produzcan los aprendizajes significativos esperados por parte de los estudiantes en un entorno virtual.

3. Diseño y edición digital de los contenidos: Es muy importante que los contenidos digitales (textos, imágenes, inforgafías, diagramas, videos, etc.)  estén diseñados y formateados de tal manera que faciliten y motiven su lectura y comprensión. Ejemplo de decisiones que se relacionan con esta función son las que tienen que ver con el uso de determinada tipografía, tamaño, estilo y color de los textos. El uso adecuado de las imágenes, la calidad y formato de compresión de los videos, la distribución espacial y relación de los elementos verbales y no verbales de un texto, documento o clase virtual, son labores de diseño y edición digital que deben ser atendidos criteriosamente.

4. Tutoría virtual: Es básicamente la tarea docente que guía la construcción del conocimiento. Consiste, entre otras cosas, en guiar y facilitar el aprendizaje y dinamizar el grupo según el programa de la asignatura o unidad de aprendizaje, también en aclarar y resolver las dudas y problemas de todo tipo (académico, pedagógico, organizativo, técnico, social y administrativo) que le pueda surgir al estudiante. Además, según el modelo de tutoría asumido, consiste también en realizar el seguimiento académico, la evaluación y devolución sobre los desempeños del estudiante.

Ahora bien, según sea el modelo o enfoque que se establezca para un determinado programa educativo (asignatura, curso o unidad de aprendizaje), las funciones antes detalladas pueden ser llevadas a cabo por uno o más actores, es decir que un mismo actor podrá realizar más de una de estas funciones. Así, por ejemplo, existen instituciones educativas donde cada una de las funciones las desempeñan distintos expertos, donde el diseño del programa de asignatura o unidad de aprendizaje y  desarrollo de los contenidos y actividades estará a cargo del contenidista, el diseño y selección de estrategias didácticas a cargo del diseñador instruccional, el diseño y edición digital de los contenidos del diseñador gráfico y el acompañamiento a los estudiantes en las situaciones de aprendizaje a cargo del tutor.

Es oportuno mencionar que en diferentes contextos, el docente de educación virtual recibe distintas denominaciones, entre las cuales se encuentran las siguientes: docentes a distancia, tutores, asesores, facilitadores, guías, orientadores…, etc. En nuestro caso usamos indistintamente la figura del tutor o docente o docente-tutor cuyas funciones específicas dependerán del tipo de modelo tutorial que se adopte.

En otras instituciones el experto que se denomina contenidista se ocupará de las tres primeras funciones enumeradas, es decir del diseño del programa de asignatura o unidad de aprendizaje y desarrollo de los contenidos y actividades, del diseño y selección de estrategias didácticas y del diseño y edición digital de los contenidos. Y el tutor por su parte de la tutoría virtual.

En relación a la tutoría virtual en cualquiera de los casos mencionados, de manera general y no exclusiva, el tutor es el profesional que puede ser experto en contenidos o no, que aconseja o sugiere y guía la forma en que el estudiante aborda determinado contenido; resuelve dudas académicas y evalúa los aprendizajes, fomenta el estudio independiente, la construcción y la socialización del conocimiento. 
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Por lo tanto cuando pensamos en la tutoría virtual no necesariamente lo hacemos teniendo en mente a un docente típico de la educación presencial que dicta una clase (en el caso de la educación virtual escrita en un soporte digital, grabada en un archivo de audio, por videoconferencia, etc.), sino que pensamos en un profesional con algunos de los rasgos más distintivos del docente presencial pero con un plus o agregado de competencias necesarias que hacen a la labor docente específica en los entornos virtuales de aprendizaje. El docente-tutor que promovemos es uno que debe ser experto en contenidos, poseyendo una sólida formación en un campo disciplinario, en educación a distancia y en el uso pedagógico de las tecnologías de información y comunicación.




7.4 Competencias del buen tutor


Así como el docente presencial desarrolla a partir de sus estudios y de su práctica profesional competencias específicas, el docente-tutor virtual deberá adquirir otras particulares para la educación a distancia. Decíamos más arriba que un buen tutor podría o no ser especialista en los contenidos de la asignatura, pero además de lo que sí debe ser capaz es de desempeñarse en un rol (además de administrativo y técnico) en uno más social, disciplinar y evaluativo.

Estas competencias, en sentido general, pueden ser entendidas como un conjunto de conocimientos, habilidades, y destrezas.


A lo largo de los últimos años las competencias del docente-tutor han sido abordadas, clasificadas y comentadas por numerosos autores (sólo bastaría googlear un poco para encontrarlas). No pretendemos hacer un exhaustivo recorrido por todas ellas, pero tampoco queremos dejar de comentarlas brevemente así es que las resumiremos en las siguientes:
  • Pedagógico-disciplinares: Esta es tal vez una de las competencias menos específicas del docente virtual, ya que también deben poseerla los docentes de la educación presencial. Es una de las más importantes para favorecer que el aprendizaje sea significativo para el estudiante. El docente-tutor  debe ser capaz de seleccionar adecuadamente las estrategias de enseñanza con la que abordará los contenidos y de diseñar actividades o asignaciones a proponer a los estudiantes, que promuevan la indagación autónoma y el aprendizaje colaborativo con sus pares. Deberá planear para el desarrollo de los contenidos, secuencias graduales y ordenadas mientras detecta, diagnostica y maneja adecuadamente los distintos estilos y ritmos de aprendizaje de sus estudiantes, asesorándolos en la organización personalizada de su trayectoria curricular. Como hemos planteado en el punto anterior, debe también conocer sobre la materia que enseña dominando lo mejor posible el conocimiento del área disciplinar y sus relaciones con otras áreas que le permita compartir información, secuenciar actividades, explicar contenidos, salvar dudas y responder consultas, hacer el seguimiento sobre los desempeños de los estudiantes, evaluar los contenidos de la enseñanza y realizar devoluciones de los trabajos realizados. Retomaremos la próxima semana este tema para referirnos puntualmente a la tarea de seguimiento tutorial como una de las actividades más importantes a la hora de evaluar los desempeños de los estudiantes.

    Algunas de las tareas asociadas a estas competencias son:
    • Brindar información, ampliar, clarificar y explicar los contenidos presentados.
    • Diseñar actividades y situaciones de aprendizaje de acuerdo a los objetivos de aprendizaje platneados.
    • Moderar debates y resumir los aportes de los estudiantes.
    • Orientar sobre las búsquedas y referencias bibliográficas.
    • Hacer valoraciones globales y/o individuales de las actividades y trabajos realizados por los estudiantes.
    • Realizar seguimiento cuali y/o cuantitativo sobre los desempeños.
    • Redactar devoluciones a los estudiantes que le permitan conocer sus avances y logros alcanzados, así como lo que debe mejorar.

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  • Psicológico-sociales: Estas competencias se relacionan con la capacidad del tutor de favorecer un ambiente amigable y adecuado para el aprendizaje con una actitud positiva hacia las relaciones interpersonales que promuevan la empatía y la cordialidad entre los estudiantes y de éstos con el tutor. Implica la capacidad de asumir un papel de organizador y promotor del trabajo grupal estimulando el interés del estudiante durante el proceso educativo evitando, mientras esté a su alcance, situaciones causantes de deserción lo que está en directa relación con la naturaleza de la educación a distancia, con la computadora y con la falta de cercanía con sus compañeros y docentes-tutores. Debe ser sensible a las características personales de los estudiantes y del grupo dando respuestas y reacciones adecuadas a las necesidades académicas y socio-afectivas de los estudiantes. 
  • Un factor que entra en juego en este sentido es el hecho de que la mayoría de las comunicaciones se dan por escrito y a veces la interpretación de las intenciones se ven atravesadas por subjetividades que pueden perjudicar la relación entre los actores que entran en juego en el desarrollo de la propuesta educativa. Es necesario, sin perder de vista los objetivos planteados, que mantenga tanta flexibilidad como le sea posible, que anime y que motive la participación de todos los estudiantes, evitando un estilo autoritario en pos de uno más conciliador, más mediador. Algunos ejemplos de tareas o funciones relacionadas con esta competencia son:
    • Generar un clima de confianza en la relación tutor-estudiante, estudiante-estudiante, evitando la excesiva camaradería y la sobreprotección.
    • Contemplar cuando fuera posible las circunstancias personales de los estudiantes y contactarlos cuando se observa que no siguen el curso con la frecuencia deseada.
    • Motivar prestar atención a los estudiantes con dificultades y mantener el entusiasmo de los estudiantes avanzados.
    • Dinamizar el trabajo colaborativo y el armado de redes de aprendizaje.
    • Animar y estimular la participación en particular de aquellos estudiantes que no intervienen.
    • Respetar la diversidad cultural, religiosa, política, de genero, de personalidades, etc. de sus estudiantes, y la idiosincrasia propia del contexto al que pertenecen.
    • Mantener un clima cordial y de respeto en la interrelación con el estudiante.

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  • Tecnológicas: Son las competencias que permiten al tutor ser capaz de emplear y gestionar los distintos recursos y herramientas necesarios para desenvolverse en entornos mediados por tecnologías digitales. También para acompañar a los estudiantes en la solución de cuestiones relativas al funcionamiento técnico de la plataforma donde se desarrolla la propuesta educativa y del propio entorno de aprendizaje que construye el estudiante durante su trayecto formativo. Algunos ejemplos de las actividades que debe poder realizar sin mayores dificultades son:
    • Emplear programas, aplicaciones y herramientas tecnológicas digitales de uso general, tanto disponibles en línea como descargables e instalables en la computadora (editores de texto, de presentaciones de diapositivas, de imágenes, de sonido, de video, etc.) y especificos del área disciplinar.
    • Administrar el aula virtual y sus recursos con sus diferentes funcionalidades (publicar clases, activar foros, configurar wikis, difundir noticias, etc.).
    • Utilizar herramientas de creación y edición de páginas web y plataformas educativas.
    • Diseñar ayudas, guías “paso a paso”, listas de preguntas frecuentes, manuales, tutoriales en distintos formatos digitales (texto, video, imágenes, etc.) para explicar determinados procedimientos, funciones, características, modos de empleo, etc. de los distintos recursos, aplicaciones y herramientas de entorno virtual.
    • Dirigir y participar en comunicaciones sincrónicas y asincrónicas.
    • Brindar consejos, orientaciones, apoyo técnico y soluciones simples a dificultades técnicas a sus estudiantes.

  • Comunicativas: En la educación virtual, a diferencia de la educación presencial, la mayoría de las comunicaciones son del tipo verbal escrita o no verbal donde casi no existe contacto visual ni comunicación del tipo verbal oral. Las clases están redactadas en un texto presentado en una sección especial del aula virtual o en un documento descargable a disposición de los estudiantes. La comunicación asincrónica por medio del correo electrónico o a través de la interacción en los foros y la sincrónica que puede darse a través del chat, son fundamentalmente comunicación de tipo verbal escrita. 
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Las imágenes, ilustraciones, íconos, emoticones, etc. con las que se complementa o refuerza el contenido de las clases y demás comunicaciones son del tipo verbal no escrita. Con esto queremos decir que todo ello representa un importante obstáculo para la comunicación y que por lo tanto es primordial que un docente-tutor posea competencias para expresarse eficaz y eficentemente en un medio en donde casi no empleará la comunicación verbal oral como lo haría un docente presencial.

¿Cuáles serían algunos buenos hábitos comunicacionales que pondrían en práctica esta competencia?

Creemos que, entre otros, pueden ser:
  • Habilitar diferentes vías de comunicación con distintos propósitos y entre los distintos actores (entre el tutor y los estudiantes, entre los estudiantes entre sí).
  • Mantener conversaciones privadas con cada estudiante de manera que todos se sientan atendidos en la misma medida.
  • En los medios de comunicación asincrónica responder dentro de un plazo aceptable. Se considera aceptable en la tutoría virtual un plazo no mayor a 48hs.
  • Considerar las particularidades del estudiante y sus características etareas, culturales, sociales, etc. para adaptar lo mejor posible nuestro estilos y forma de comunicación.
  • Emplear un lenguaje sencillo y claro respetando las normas gramaticales y ortográficas, y enriqueciendo el texto con recursos no verbales (imágenes, íconos, estilos tipográficos, colores, etc.) cuando se justifique.
  • Respetar y concientizar sobre el valor de las reglas de netiqueta comentadas en el Módulo 1 del curso.
  • Evitar reaccionar impulsivamente y tomarse un tiempo para responder con calma y educadamente, ante situaciones complejas, comunicaciones o intervenciones agresivas u ofensivas por parte de los estudiantes.

La concepción tradicional del rol del tutor en la educación a distancia en general, y de la educación virtual en particular, ha cambiado. El docente-tutor no sólo debe asegurar el cumplimiento de los objetivos previstos para el curso, sino que constituye un nexo entre la propuesta educativa y el estudiante, haciendo que los participantes del proceso de aprendizaje estén motivados en todo momento, interviniendo ante el desánimo, el desamparo y la posible deserción. En este sentido el docente-tutor forma parte fundamental del proceso de aprendizaje.
La acción tutorial en la educación a distancia se desenvuelve en entornos complejos y poco previsibles, es por ello que el docente debe dominar competencias pedagógico-disciplinares, psicológico-sociales, tecnológicas y comunicativas necesarias para atender demandas propias de su labor.


7.5. Bibliografía


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[1] García Aretio, L. (2001). La educación a distancia. De la teoría a la práctica. Barcelona: Ariel, 328 pp.
[2] Cabero, J. (2011). Modalidades de acción tutorial. En UDIMA, Nuevos modelos y recursos en la práctica docente. Madrid.
[3] Hernández A., Lourdes y  Legorreta C., Patricia (s.f.) Docencia para la Educación a distancia. [Artículo en línea]. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
[4] Llorente Cejudo, M. C. (2006). El tutor en E-learning: aspectos a tener en cuenta; UE nº 20 enero 2006; [Artículo en línea]. Edutec. Revista Electrónica de Tecnología Educativa. Universidad de Sevilla; España