viernes, 27 de junio de 2014

COMPRENSION Y PRODUCCION DE TEXTOS ESCRITOS

ALTERNATIVAS PARA LA ENSEÑANZA-APRENDIZAJE DE LA LENGUA EN EL AULA

UNIDAD III La comprensión y producción de textos escritos.

HACIA UNA TIPOLOGIA DE LOS TEXTOS
Kaufman Ana M. y Rodríguez Ma. E. (s/f). Hacia una tipología de los textos. En UPN (Ed.) Alternativas para la Enseñanza-Aprendizaje de la lengua en el Aula. Antología Básica. (pp. 92-97). México, D.F: UPN.

Resumen

No hay una tipología de textos escritos sistemática, explícita y única; existen varias de ellas que consideran distintos criterios; por ejemplo las funciones del lenguaje, la intencionalidad del emisor o la prosa de base; la tipología propuesta por las autoras se basa en la trama y el contenido del texto,  y la función del lenguaje que predomina en ellos. (la final del resumen se incluyen las clasificaciones)

La intención de establecer tipologías es facilitar la producción y la interpretación de los textos que circulan en un entorno social especifico, y además  ayudar a los maestros a operar con los textos en el entorno escolar  dada la importancia que tiene ahora el desarrollo y fortalecimiento de la competencia comunicativa de los escolares.


Por la función del lenguaje.

Las autoras toman de Jakobson las funciones de la lengua que son congruentes con los textos escritos; con esa base clasifican a los textos en informativos, literarios, apelativos y expresivos. En primer lugar,  Los Informativos cuya función es informar, hacer que se conozca el mundo real, posible o imaginado al cual se refiere el texto con lenguaje conciso y transparente; le siguen los Textos literarios que son los que utilizan todos los recursos de la lengua para crear belleza a través de la palabra escrita, le siguen  los textos apelativos que se caracterizan porque intentan modificar  comportamientos a través de órdenes, fórmulas de cortesía u otros recursos  y finalmente  los textos expresivos que son los textos en los que el autor expresa sus emociones, afectos y estados de ánimo.  
Una clasificación basada solamente en la funciones – en opinión de las autoras – es reduccionista y poco operativa para mejorar la competencia comunicativa; por esa razón agregan proponen también una clasificación por la trama.

Por la trama de los textos.

La trama es; en palabras de Kaufman y Rodríguez;  las diversas estructuraciones y configuraciones de los textos; es decir  la contextura, disposición de las ideas que van configurando a una obra <<un escrito>> en el caso que nos ocupa. Teniendo en cuenta este criterio los textos pueden ser Narrativos si en ellos predominan los hechos o acciones en secuencia temporal y causal; en este tipo de textos los verbos son muy importantes para organizar los hechos, un segundo tipo lo constituyen los textos argumentativos que son escritos que comentan, explican, demuestran o confrontan ideas, conocimientos, opiniones, creencias o valoraciones, generalmente se ordenan en introducción, desarrollo y conclusión; Un tercer tipo son los textos descriptivos que se refieren a los que presentan las caracterizaciones y especificaciones de objetos, personas o procesos a partir de una selección de rasgos distintivos, estos textos abundan en adjetivos, finalmente los textos conversacionales en cuya trama predomina el estilo directo, la interacción entre los personajes se ajusta a un turno de palabra.


De acuerdo con las autoras conocer la clasificación de los textos nos ayuda a distinguir el relato de una obra de teatro, un informe, una conversación, un poema o un noticia y también a estructurar el tipo de texto que necesitamos de acuerdo a nuestra necesidad e intención. 

POR SU CONTENIDO
PERIODISTICOS
DE INFORMACION CIENTIFICA
·  
· Noticia
· Artículo
· Reportaje
· Entrevista
· Definición
· Monografía
· Biografía
· Relato histórico
· Nota de enciclopedia
· Informe de experimentos



EPÍSTOLARES
HUMORISTICOS
PUBLICITARIOS
·  
· Carta
· Solicitud
· Historieta
· Aviso
· Folleto
·  
·  
·  
· LITERARIOS
· INSTRUCCIONALES
·  
· Novela
· Cuento
· Obra de teatro
· Poema
· Receta
· Instructivo
·  


POR SU FUNCION Y TRAMA
Función ®
Trama ¯
INFORMATIVA.- hace que se conozca el mundo
EXPRESIVA.- se usan para expresar emociones, afectos…
LITERARIA.- crean belleza usando la palabra
APELATIVA.-  intentan modificar comportamientos
Descriptivos.- caracteriza y especifica objetos, personas…
· Definición
· Informe de experimento
· Nota de enciclopedia
·  
· Poema
· Aviso
· Folleto
· Receta
· Instructivo
Argumentativos.- explican, confrontan, demuestran, comentan…
· Articulo de opinión
· Monografía

·  
· Aviso
· Folleto
· Solicitud
· Carta
Narrativos.- predominio de hechos en secuencia temporal o causal…
· Noticia
· Biografía
· Relato histórico
· Carta
· Carta
· Cuento
· Novela
· Poema
· Historieta
· Aviso
· Historieta
Conversacional.- interacción de personajes
· Reportaje
· Entrevista
·  
· Obra de teatro
· Aviso




Fin del resumen

domingo, 22 de junio de 2014

MI EXPERIENCIA COMO MAESTRO "NUEVO"


MI EXPERIENCIA COMO MAESTRO

Ensayo breve

¿Cuánta puede ser la experiencia en un año de servicio? ¿Qué se aprende en la escuela que no se aprende en la escuela? ¿Es la labor del maestro una tarea fácil? Y muchas más interrogantes cuyas respuestas pueden ser origen a un extenso ensayo, y desde luego tarea de un escritor competente y experimentado que no soy yo, así que centraré mis reflexiones en estas tres que menciono.

            La experiencia para los que nos iniciamos en la práctica educativa parece escasa pues es apenas un año de servicio, y puede que lo sea pues uno se ocupa en absorber <quizá sea mejor decir que uno acumula> lo mayor cantidad posible de información <consejos, instrucciones,…> con pocos espacios para analizar lo que hemos acumulado; según el diccionario la experiencia es el conocimiento de algo o la habilidad que se adquiere al haber realizado, sentido o vivido algo una o más veces; bajo ese supuesto bien puede ser mi experiencia escasa, poco se vive en un año lectivo, poco sí, pero intenso.

En un año – tu primer año en tu trabajo que pretendes sea tu sustento – debes conocer y hacer lo que los demás han hecho durante mucho mas tiempo que tú: el inspector te pide que seas director en esa escuela alejada del mundo y olvidada de Dios, te exige la misma calidad y eficiencia que los directores que no tienen grupo, que conocen de asuntos administrativos y que saben a quién pedirle ayuda; en el mejor de los casos – el mío – llegas a tu escuela y te entregan un grupo bajo una larga lista de documentos de seguimiento y control: lista de asistencia, matricula, planeaciones, boletas, bitácoras, fichas individuales y te dicen que no te preocupes que es un grupo muy trabajador, tranquilo y que los papás ayudan bastante… además el maestro que te entrega se pone a tus ordenes y la frase final… ¡que tengas mucha suerte! Bien saben esos maestros que la suerte es un evento que ocurre más allá del control de uno, sin importar tu voluntad, tu intención o el resultado deseado, bien dice el dicho: La suerte es para los principiantes, el éxito se lo llevan los preparados. Y allí va uno al torbellino de niños que requieren atenciones pues sus conocimientos son escasos, sus habilidades reducidas y sus comportamientos no siempre son los más apropiados, a la llenadera de reportes, informes, formatos, a la interminable labor de planeación que luego has de adaptar a la situación del día pues –por razones que desconozco – cada día niños y maestra tenemos disposición distinta para el trabajo; guardias, honores, reuniones con padres, consejos técnicos, festividades y eventos sindicales rebasan rápidamente tu capacidad de análisis y de pronto no sabes si ponerte a llorar o renunciar… <<casi siempre ocurre lo primero, después de medio litro de lágrimas empiezas a buscar ayuda>>.

¿Te prepara para esto la escuela? Pienso que lo intenta, en la escuela discutimos teorías, inventamos ejemplos; de las teorías poco caso hacemos y los ejemplos son ideales, ilustran el mejor de los mundos y hasta allí llega el esfuerzo de nuestros formadores de maestros; en la vida cotidiana encuentras a Hipócrates y sus personalidades coléricas, sanguíneas o melancólicas, a Piaget y sus etapas de desarrollo –desfasadas en nuestros alumnos – a Vigostky resucitado por los grupos de amigos íntimos que a los dos meses ya no se hablan; regresas a Freinet para intentar el trabajo colaborativo e inútilmente intentas la magia de organizarte como él lo hacía; forzas tu memoria hasta el límite y ni así recuerdas la etapa de la escritura  en la que según Gomez-Palacio se encuentran los alumnos a los que no les entiendes ni media palabra escrita y anhelas la hora en que lleguen los aprendizajes esperados <<¿viajarán como tú en el autobús o caminaran para llegar a la escuela?>>. Sin darme apenas cuenta, en mi cara se van reflejando todos mis fallidos intentos y un gesto desesperado de auxilio se va dibujando rápidamente hasta que un compañero ensaya conmigo su buena obra y me orienta para salir de lo que para mí es un laberinto; sin ser consciente de lo que hago supero apenas los retos que el trabajo docente supone; sé que regresarán de nuevo el próximo ciclo y espero para entonces estar mejor enterada, entrenada y preparada.

Ser maestro no es fácil, no es una profesión en la que te hagas fortuna <si quieres ser rico busca otra profesión>, el trabajo no termina con la jornada de enseñanza, en casa debes elaborar materiales didácticos, planear clases y evaluar producciones de los alumnos; en la escuela debes ser amable con los padres agresivos y tolerante con los que piden milagros, colaborar “voluntariamente” con las campañas de vacunación, la entrega de CURP, campañas del IFE y un largo etcétera; evitar – casi siempre inútilmente – involucrar tus emociones con los problemas familiares de los alumnos; sientes que das mucho y obtienes poco; es muy cansado, terminas tu día agotada y agobiada y tu fin de semana llega junto con buen nivel de afonía; te conviertes en amiga, mamá sustituta, psicóloga, enfermera, cómplice de travesuras, compañera de juegos; de estos muchos roles te vienen las satisfacciones:  la alegría de saber que con tu ayuda han superado un reto, ser el centro de los abrazos matinales de los niños,  la fruta en tu escritorio cuando llegas <<las naranjas, papayas, plátanos y frutas de temporada en la comunidad han sustituido a la manzana>> el almuerzo compartido y las expresiones de agradecimiento de los padres durante y al final del ciclo son la recompensa a desvelos y apuros.

¿Qué si vale la pena ser maestro?  Claro que lo vale.


Meredith Mireles Hdez. 

¿CÓMO INVESTIGAR EN EL AULA?

Estrategias de planeación y consideraciones sobre los procesos de comunicación y evaluación.
¿Cómo investigar en el aula?
García Eduardo. (s/f). ¿Cómo investigar en el aula?. En UPN (Ed.) Planeación, Comunicación y Evaluación En el proceso enseñanza-aprendizaje. Antología Básica. (pp. 95-113). México, D.F: UPN.


Resumen


La investigación, caracterizada como principio didáctico básico, permite dar sentido y organizar la actividad educativa; hay dos formas de entender la investigación; como metodología y como recurso didáctico puntual; es una estrategia que se utiliza en la programación, es un principio orientador de decisiones curriculares.

            La investigación en el aula es distinta de la investigación científica, en el aula posibilita aprendizaje de procedimientos y destrezas y fundamenta el aprendizaje de conceptos; es punto de comparación entre los partidarios de proporcionar conocimientos y los que proponen proporcionar instrumentos de aprendizaje.

            Todo lo que un profesor programa para desarrollar posteriormente a los o que un profesor programa para desarrollar posteriormente, a lo largo del proceso enseñanza-aprendizaje, todo lo que “ocurre” en dicho proceso puede reducirse, en último término, a actividades. La actividad, es la unidad de programación y que una metodología en definitiva, se plasma en una secuencia de actividades con una peculiar orientación. e identifica el término “actividades” con lo que hace el alumno (por lo general, con una connotación de actividad externa, manipulativa) y no con lo que hace el profesor olvidándose que intervenciones características del profesor como introducir una temática, realizar una explicación, comentar un texto o recapitular conclusiones son actividades del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por encima de la perspectiva de cada actividad, es necesario desde la metodología propuesta, contar con criterios (coherencia, flexibilidad), vinculación con .los intereses de los alumnos, organización “en espiral” de los contenidos…) para realizar una selección adecuada de actividades y para establecer la oportuna secuenciación de las mismas.

En definitiva, la organización y secuenciación de actividades debe responder a un modelo no lineal sino interactivo, en correspondencia con las características del proceso de construcción del conocimiento. En la aplicación de una metodología-investigativa, tres momentos en cuanto a la programación de actividades:

Actividades que se refieren a la búsqueda, reconocimiento, selección y formulación del problema.
_Actividades que posibilitan la “resolución” del problema mediante la interacción entre las concepciones del alumno, puestas de manifiesto por el problema, y la información nueva procedente de otras fuentes.
_Actividades que facilitan la recapitulación del trabajo realizado, la elaboración de conclusiones y la expresión de los resultados obtenidos.

Partir de problemas

Una metodología de carácter investigativo tiene que contemplar, por tanto, una pauta inicial de la secuencia de actividades, el interesar al alumno en el objeto de estudio, es decir, en el problema. Es un mecanismo eficaz para interesar al alumno en la temática a trabajar dando sentido, desde el comienzo, a la secuencia de actividades.

Posibilita la explicación y el cuestionamiento de las concepciones de los alumnos a cerca de la citada temática, iniciando, así, el proceso de restructuración de esas concepciones. Partir de problemas constituye, un paso decisivo en la metodología. Pero, ¿Qué entendemos por “problema”? podemos considerar como “problema” (un hecho, una situación, un planteamiento…) que no puede resolverse automáticamente mediante los mecanismos que normalmente utilizamos, sino que exige la movilización de diversos re3cursos intelectuales.

El problema no tiene por qué ser una pregunta explícitamente formulada, sino que puede ser una situación novedosa que estimula la curiosidad “científica”, un conjunto de datos difíciles de casar con conclusiones anteriores, que obliga a buscar mecanismos de reajuste o de compatibilización, o un simple acontecimiento con características tales que presente dificultades para integrarse, por los mecanismos habituales, en la experiencia cotidiana de los alumnos.

El problema tampoco debe proponerse como una situación inicial, sino que debe considerarse a lo largo de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, de forma que las características de dificultad, inadecuación a las ideas anteriores, estimulo de la curiosidad, etc. inherentes al problema, han de mantenerse-y aun reforzarse- a lo largo del y trabajo posterior. Se puede decir que el problema es “un proceso”, que se va desarrollando, reformulando y diversificando (dando lugar a nuevos problemas posibles).

En primer lugar, habría que establecer que no siempre existe una única y correcta solución para el problema, pero, en cualquier caso, tiene mayor inter3es didáctico- y esa es una d las claves de la metodología- “trabajar” con el problema antes de buscar la solución como si de un rompecabezas se tratase. Trabajar con problemas es, pues, un proceso intelectual complejo que ofrece multitud de posibilidades de aprendizaje y de encadenamiento de nuevas cuestiones, de forma que, en torno al eje que constituye el tratamiento del problema, se articulan nuevos problemas y nuevas temáticas que puedan guiar el proceso de aprendizaje del alumno.

¿Quién plantea el problema? Lo fundamental es que el problema sea asumido como tal por los alumnos, y que el planteamiento, o la formulación, procedan de los propios alumnos, resulta también del hecho de que el planteamiento del problema proceda de los propios alumnos. Los problemas pueden ser planteados por el profesor o por los alumnos (individualmente o en grupos), o bien, surgir de una investigación anterior.

En cualquier caso, algún tipo de actividad inicial, introductoria o desencadenante puede desabordar el abordaje de la temática de estudio y ofrecer una situación propicia para el planteamiento. (Por ejemplo una salida al campo o un paseo por la ciudad), determinados centros de interés (el huerto escolar, el mantenimiento de animales vivos en el aula, la elaboración de un periódico escolar, la construcción de un juguete, etc.).

Un problema correctamente formulado, y muy interesante en determinado contexto, puede no constituir una situación-problema para otro grupo, bien porque resulta algo excesivamente familiar o porque no hay ningún tipo de motivación o porque el planteamiento no propicia la curiosidad investigativa.

Las funciones de una ciudad pueden resultar alejado de los intereses y concepciones de los alumnos del medio rural, o bien plantearse qué pasa con el dinero que uno entrega al tendero al comprar un producto pudiera ser irrelevante para alumnos adolecentes, mientras que quizás despertaría la curiosidad en alumnos del ciclo inicial o medio.

El profesor puede proponer o sugerir cuestiones para estudiar y, en cualquier caso debe centrar el problema seleccionado y contribuir a una formulación que facilite el trabajo con el mismo. No hay que olvidar, a este respecto, que reconocer, plantear, formular problemas son destrezas que el alumno puede no poseer e incluso tardar en conseguir.

Habría que considerar como una meta a conseguir progresivamente el que alumno sepa reconocer problemas, seleccionarlos, plantearlos y formularlos. Facilitar el que ejerciten estas destrezas y propiciar la interacción entre que el alumno vaya consiguiendo por sí mismo y las orientaciones que el profesor le pueda proporcionar al respecto.

Muchos temas aportados por las materias escolares seguramente llegarían a interesar a los alumnos si se abordan con planteamientos estimulantes. Al plantear y seleccionar los problemas debe establecerse una interacción entre las propuestas estimulantes y sugestivas que pueda hacer el profesor y los intereses potenciales, latentes, de los alumnos, conectando esas propuestas con las inquietudes de estos y teniendo a la ampliación progresiva del primitivo campo de motivación del alumnado.

¿Qué tipos de problemas seleccionar? Habría que tener variables como el nivel de enseñanza, la materia, la programación prevista, etc. problemas complejos, con gran cantidad de variables, más frecuentes en ciencias Naturales o en Ciencias Sociales. Los problemas no tienen por qué plantearse en el ámbito estricto de cada área, sino que pueden tener un planteamiento globalizador.

Hay problemas que son más propiamente de investigación y otros que son más bien de aplicación; los primeros obligan a poner en marcha un auténtico proceso, secuenciado, de búsqueda de respuestas; los segundos comportan más bien la aplicación, a una situación nueva, de conocimiento o procedimientos ya asumidos.

Contar con las concepciones de los alumnos.

Este se produce por interacción entre el conocimiento que dispone el alumno y las nuevas informaciones que le llegan. Los alumnos tienen determinadas concepciones globales del espacio, mapas mentales de las partes de una ciudad, interpretaciones personales de lo que es una escala y su aplicación a la realidad. Tienen los alumnos sus concepciones acerca del cómo funciona una sociedad; los alumnos suelen tener también concepciones referidas a las matemáticas, el Lenguaje, etc. es frecuente una concepción instrumentalista típica de las Matemáticas (que también suele darse en materias como Física y Química, consistente en aplicar mecánicamente, determinadas formulas o algoritmos sin analizar previamente las variables del problema propuesto y sus posibles caminos de solución.

¿Qué hacer con las concepciones de los alumnos? La explicitación de las concepciones tiene grandes ventajas, no solo para el profesor, sino también para el alumno, que, al tener conciencia de sus propias concepciones, se pone en disposición de reflexionar sobre ellas y enfrentarlas con nuevas informaciones, lo que provocará su posible reestructuración y la construcción de nuevos conocimientos.

¿Cómo hacer que el alumno explicite sus propias ideas previas? ¿Cuándo es el momento más oportuno? Es deseable que el profesor vaya indagando las concepciones a través del desarrollo normal de las actividades de enseñanza, mediante el análisis continuo de la producción de los alumnos y la observación en el aula; prever algunas actividades específicas de exploración, sobre todo al comienzo de una unidad o de un conjunto de unidades conectadas entre sí. Por ejemplo, se puede pasar algún tipo de encuesta o cuestionario al efecto, poner al alumno ante una situación novedosa y pedirle una solución o una aplicación, justificando lo que haga, pedir determinados dibujos, croquis o similares, tener una conversación preparada o entrevista (individualmente bien con pequeños grupos).

La indagación de las concepciones individuales puede, ser complementada con la indagación en pequeño o gran grupo, mediante algunas de las técnicas citadas, sobre todo la entrevista o la “enseñanza socrática”, basada en el dialogo profesor-alumnos que va estimulando el descubrimiento y la explicación.

Combinar la aplicación de estrategias que faciliten la explicitación a lo largo de toda la secuencia de actividades con la contemplación de momentos especialmente adecuados para dicha explicitación, pueden ser las actividades de presentación, iniciación o toma de contacto con una temática, así como también en los momentos en que se plantean hipótesis sobre los problemas que se van a trabajar.

La secuencia de actividades de las concepciones previas con las nuevas informaciones que se van generando, en un proceso continuado de reajuste cognitivo, que es, el proceso de construcción del conocimiento.

¿Qué interés tiene formular hipótesis? Casi automáticamente suelen surgir “respuestas” a las cuestiones planteadas, se propicie su expresión, además de facilitar la explicación de las concepciones, serviría, asimismo, para establecer caminos por los que dirigir y canalizar el proceso de búsqueda de respuestas.

¿Quién formula o establece la hipótesis? El que lo haga individualmente el alumno tendrá la ventaja de facilitar la explicitación de las concepciones, tarea en la que el profesor debe aportar su ayuda. Pero también se puede hacer en pequeño grupo o partir de la hipótesis ofrecidas por el profesor. Se trataría de propiciar la interacción entre las hipótesis individuales, las de pequeños grupos y las que pueda ofrecer el profesor. No siendo posible en el desarrollo de la clase, tener en cuenta puntualmente todas las hipótesis individuales se debe propiciar la interacción entre hipótesis- el trabajo en pequeño grupo es un primer paso útil.

Es fundamental que esa hipótesis sea comprendida y asumida personalmente por el alumno; de lo contrario, se iniciaría un proceso de investigación ficticio. Desde la metodología, es someter a cuestionamiento estas “respuestas de partida”, a lo largo de las actividades posteriores, mediante estrategias adecuadas. Propiciar la confrontación entre respuestas iníciales y nuevas informaciones, en orden a la elaboración de conclusiones finales, en definitiva, de nuevos acontecimientos.

Otra fuente fundamental de informaciones es la propia realidad socio natural en que se desenvuelve el alumno. Así, el contacto directo con el medio constituye una valiosa fuente de información potencialmente significativa para el alumno, el entorno próximo al alumno, es un campo de obtención de nuevas informaciones para los propios procesos de aprendizajes escolares, ofrece multitud de posibilidades para el planteamiento de investigaciones, por ejemplo, le construcción de edificios, el abastecimiento de las personas que viven en la ciudad, el destino y repercusiones de los residuos de la industria, los equipamientos del barrio, los recursos artísticos próximos, las tradiciones históricas y las costumbres populares.

El profesor es otra fuente de aportación de informaciones en diversos momentos del proceso. Introduce temáticas, recapitula conclusiones, aporta instrucciones para las actividades. Los libros de texto o de consulta, materiales diversos del tipo de los compendios documentales, el archivo de clase, los recursos audiovisuales, etc. constituyen a su vez, un grupo de fuentes de información muy ricas y diversificadas, a las que hay que sacar partido, ajustando su utilización al tipo de metodología empleada y organizándolas, previamente, por ejemplo, en forma de biblioteca y archivo de clases.

La participación de los alumnos en la preparación de las actividades,  en la selección de los recursos a utilizar, en la selección de los métodos y técnicas a emplear, asi como el diseño concreto de las actividades, es importante, no solo porque los vincula, sino porque así están emprendiendo el camino del autoaprendizaje.

¿Qué es lo que ocurre cuando interaccionan las nuevas informaciones con las informaciones previas de que disponía el alumno y sobre las cuales se va construyendo el nuevo conocimiento? El resultado del aprendizaje, no siempre es la “sustitución” de las concepciones, frecuentemente las concepciones previas (fuertemente arraigadas y resistentes al cambio) pueden producir un bloqueo o, al menos, dificultar notablemente la asimilación real del nuevo conocimiento.

¿Qué estrategia adoptar para la introducción de los nuevos conceptos, procedimientos, etc.? Convendría adoptar una estrategia, progresiva y adecuadamente secuenciada, de aportación de nuevos conocimientos, siguiendo el modelo en espiral citado. No es conveniente introducir los conceptos en su máximo nivel de complejidad, sino que, desde el punto de vista didáctico, caben formulaciones intermedias entre la formulación considerada científicamente correcta, (y deseable en el último término) y la formulación que posee el alumno, en forma de concepción propia. Estas formulaciones intermedias pueden ir aproximando al alumno a construcciones conceptuales cada vez más complejas y correctas, al “pasar” en sucesivas ocasiones por un “lugar” parecido pero con mayor profundización y complejidad.

Conviene tener definida la trama conceptual de la materia, así como la de procedimientos, actitudes, a fin de seguir las vías más adecuadas para favorecer los procesos de aprendizaje del alumno.

Elaborar conclusiones

La obtención de conclusiones guarda una estrecha correlación con la construcción del conocimiento en dicho alumno: seria como la manifestación externa de la actividad interna de reestructuración de las concepciones.

Resultan útiles, los denominados “problemas de aplicación”, pues permiten realizar de una forma rápida, aplicaciones de los contenidos adquiridos a nuevas situaciones, sin necesidad de diseñar investigaciones propiamente dichas sobre nuevos problemas. Es dentro de ese planteamiento como el alumno puede realizar una reflexión sobre su propio proceso de aprendizaje (meta-aprendizaje), analizando la forma en que han cambiado sus concepciones, valorando la eficacia de las distintas estrategias utilizadas en la “resolución” de los problemas, etc. De forma que se vaya desarrollando su propia capacidad de “aprender a aprender”.


A manera de comentario


El planteamiento del problema es un proceso que debe ir bien desarrollado y estructurado por parte del profesor. El maestro tiene la facultad de plantear una problemática de acuerdo al contexto donde se desarrolla el individuo.

Hay que darles la oportunidad a los educandos a que participen y opinen en lo que sucede en las clases para que ellos saquen sus propias ideas y conclusiones. Un problema debe surgir de la problemática que tenga mayor importancia de resolverse en beneficio de los niños. El profesor debe pensar en estrategias antes de aplicarlas para que estas sean efectivas y se llegue a la innovación.

El docente debe motivar a los educandos a participar en aula en el momento de las clases, se debe dar una enseñanza interesante de manera que los niños la aprendan fácilmente y que esta sea duradera, de todo lo que acontece en el salón surgen problemas a los que el profesor les debe poner interés de buscar alternativas de solución ya sea aplicando dinámicas de acuerdo al contexto y al nivel de aprendizaje del individuo.

Un tema tiene que ser motivador, de interés para los aprendices y para el profesor; es muy indispensable que la investigación contenga una hipótesis para abrir caminos, obtener respuestas y asimismo facilite pensar en estrategias de solución al problema.

Para formular una hipótesis sabemos que se necesita un tema de investigación, el cual lo puede desarrollar el niño o el profesor. Es motivador para el alumno que se somete a la indagación, exploración y experimentación en la enseñanza-aprendizaje, al realizar la práctica de esta manera conduce al alumno a obtener un aprendizaje significativo.

Al interaccionar en el aula, el educando tendrá más ideas, reflexionara mas pero, sin hacer a un lado el apoyo del maestro. Es claro que el trabajo colaborativo deja más conocimientos, se adquieren más ideas y mejores resultados.

Un profesor debe motivar a los niños a que tengan mayor interés y curiosidad a investigar, pues los problemas a investigar no se resolverán por si solos sin la ayuda algún interesado, en este caso puede ser el alumno o el profesor.

Un problema puede ser algo interesante y motivador para la persona que lo desee investigar. Tanto el aprendiz, como el profesor forman parte del planteamiento del problema; si al educando se le motiva en la enseñanza, reflexionará y tendrá una lluvia de ideas propias además, de alternativas de solución para lo que está aprendiendo o quiere aprender. Cuando se trabaja en colectivo, los resultados de dicha enseñanza-aprendizaje serán más favorables.

Al desarrollar la hipótesis, el contexto en el cual se desarrolla el individuo es parte fundamental para investigar el problema, sin dejar de lado lo que el maestro aporta y observa en el aula con sus alumnos. El profesor debe tener en mente las metas a las que quiere llegar, y enseñar al alumno a que reconozca los problemas, sepa seleccionarlos, plantearlos y desarrollarlos.

De acuerdo al desarrollo intelectual de los educandos, serán los problemas que se identificaran y trataran de investigar y solucionar. El alumno va adquiriendo diferentes concepciones en clases de acuerdo a la enseñanza que el profesor les proporciona.

Cuando el alumno tiene ciertas concepciones surgirá la hipótesis, que vienen siendo las respuestas y la explicación a los cuestionamientos que se hagan en el grupo o individualmente. Es recomendable e indispensable consultar libros y archivos del aula, además de la información que el profesor pueda aportar para desarrollar el proceso de investigación a partir del planteamiento del problema.

Cuando un alumno saca sus propias conclusiones adquiere con mayor facilidad el conocimiento, esto quiere decir que lo que ha investigado, explorado y analizado ha obtenido importantes respuestas a sus dudas y cuestionamientos; para poder llevar a cabo una investigación deben formar parte de ella tanto el alumno como el profesor y el medio donde vive el individuo. Para realizar este trabajo se debe llevar una secuencia bien organizada y detallada para obtener resultados favorables.






Fin.