viernes, 6 de marzo de 2015

BUSCAR Y ORGANIZAR INFORMACIÓN EN EVA (Entorno Virtual de Aprendizaje)


Este extracto está tomado del Módulo 2.- Como se aprende en Entornos Virtuales. https://snte.declara.com/class/582275/page/582281 y se complementa con tres artículos cuyos vínculos se incluyen en la bibliografía.

5. Buscar y organizar información en EVA


Los avances tecnológicos que se han sucedido a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y su impacto en cuanto a la proliferación de la información y el acceso al conocimiento han generado, indudablemente, un giro no solo en los modos de enseñar sino- especialmente- en los de aprender. La posibilidad de contar con dispositivos multitarea, que permiten la realización de acciones similares a las de una computadora de escritorio (teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras portátiles) han ampliado el concepto referido a dónde se aprende; la institución escolar ya no es concebida como el espacio único para el aprendizaje, sino uno más que debe capitalizar esa expansión áulica.

Las configuraciones educativas instituidas requieren, por lo tanto, de un proceso de acomodamiento que contemple los cambios y las exigencias del campo socio-laboral para el que los sistemas de formación deben preparar. De acuerdo con lo que menciona Patricia Díaz[1] (en relación con un estudio realizado por el Instituto de Prospectiva Tecnológica del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea[2] “[...] la educación no formal cobra importancia para apoyar el aprendizaje a lo largo de la vida y se sugiere desarrollar mecanismos para reconocer y acreditar las habilidades y experiencias adquiridas por fuera del sistema educativo formal (Redecker, 2011) [...]”.

Y no solo esta variante que extiende el espacio formador, sino que –para los docentes- implica concebir su práctica en función de un nuevo sujeto, con intereses y exigencias determinados por los valores de la sociedad actual;  deben

“[...] ser conscientes de que las dinámicas formativas tienen que ayudar a la relación entre iguales, potenciar la comunicación y concretar acuerdos/conceptos en formas de comportamiento que nos hagan iguales, responsables, libres y respetuosos con los demás. Esto si queremos que la formación nos ayude a llegar a una sociedad sinérgica y modélica [...][3]”. 

Es cierto que el giro conceptual no es nuevo, aunque sí ha tomado especial importancia, gracias a la injerencia de las TIC , tal como señalan Cope y Kalantzis y conviene tener presente, ya que la esfera pública- a partir de la web 2.0- está conformada por las construcciones que las redes - en su interacción- son capaces de generar; construcciones que, al mismo tiempo, son gestoras de formas de comprensión y desarrollo de nuevo conocimiento:
“[...] el proceso y los productos del aprendizaje están confluyendo vertiginosamente en un compromiso de conocimiento ubicuo. Las implicaciones de esta profunda transformación -para la educación formal, para las comunidades online, para la evolución de las definiciones de conocimiento público, para la interconectividad global, para el desarrollo económico- no pueden desestimarse [...][4] ”. 

Creatividad, asertividad y capacidad para el trabajo en grupo son requerimientos en la actualidad y se ha comprobado que estas habilidades se fomentan y profundizan mucho más si el juego forma parte de la enseñanza; el juego en los procesos de aprendizaje expone al jugador a situaciones diversas y complejas que requieren inmediata resolución, por lo tanto, desarrolla su inventiva, el pensamiento estratégico, la visión macro y la tendencia a establecer relaciones sociales. Lo que ocurre es que, tal como señala Medina Velandia[5], los estudiantes eligen ser activos.

En la misma línea analítica, Nicholas Burbules al hablar de aprendizaje ubicuo [6] enfatiza lo que hemos rozado en el módulo I [7]: por un lado, el aprendizaje colaborativo como un modo más enriquecido de aprender y, por otro, la necesidad de que las propuestas se hallen situadas[8] en desafíos que deberán ser resueltos, con los conocimientos adquiridos y los nuevos que sean requeridos que deberán continuar incorporando. 

No obstante, tener todo a mano no significa que se pueda aprovechar adecuadamente; es necesario saber hallar la información fiable y de calidad dentro del maremagnum de páginas que provee la web y, luego, procesar, relacionar, establecer conclusiones. 


5.1 Datos e información

En el módulo 1 planteamos la necesidad de asociar, mencionando a Castells, sociedad de la información con la del conocimiento- en términos muy generales.- Retomemos esto.

La web provee, sin dudas, una inconmensurable cantidad de datos.  Pero, ¿datos es conocimiento o es información? En realidad, ninguna de las opciones, porque los datos  son valores aislados, de carácter objetivo y "[...] carecen de sentido, porque describen solo parcialmente lo que sucede y no proporcionan juicio ni interpretación, ni permiten la toma de decisiones. [...][9]".  Su tratamiento, en función de unos determinados objetivos, en la medida que cobre sentido, se transformará en información. Para ello, serán necesarias operaciones de interpretación según criterios y análisis de acuerdo con determinados contextos. Veamos un ejemplo para entender cómo se articulan entre sí:

Cuando visitamos páginas, dejamos huellas que son datos: el tema, el día y la hora, la cantidad de páginas visitadas, el idioma usado, etc. Esto, así, no nos permite tener una idea general de los intereses de ese navegante. Sin embargo, si (reunidos los datos de un usuario) aplicamos un criterio de recurrencia, podremos determinar con cierta precisión cuáles son las temáticas que le interesan, en qué momento del día se conecta y hasta qué idioma es el que utiliza. El análisis de esos datos nos da información sobre la identidad digital del usuario. Por lo tanto, este tipo de articulación analítica puede  transformar datos en información (y, de hecho, lo hacen los distintos motores de búsqueda, como Google ante el contenido duplicado), cada vez que los usamos, aplicando uno o varios criterios que aparecen enunciados en nuestras búsquedas.

No obstante, no es suficiente la información para tener conocimiento.

De acuerdo con Sven Ove Hansson:
“[...] el conocimiento es un concepto complejo. En primer lugar, el conocimiento es una especie de creencia. Lo que uno no cree no puede ser conocimiento. Por lo tanto, si tengo acceso a una información correcta, pero no creo en ella, para mí no constituye un conocimiento. Por otra parte, las creencias incorrectas tampoco se pueden considerar conocimiento. Si alguien cree que la tierra es plana, está claro que no se trata de un conocimiento [...][10]” porque los datos objetivos son partícipes necesarios. Y agrega: “los datos tienen que ser asimilables cognitivamente para que se puedan calificar de información, y cognitivamente asimilados para que se puedan calificar de conocimiento”.

Para que el conocimiento tenga lugar, hay operaciones que se deben realizar: relacionar, comparar, reconocer causas y consecuencias son acciones internas al sujeto, de carácter intelectual complejo y que requieren de aprendizaje. A él deben apuntar las diversas propuestas pedagógicas, porque datos e información están disponibles (la tecnología es un gran facilitador): el valor agregado es convertir todo eso en conocimiento.

Lo primero, entonces, es hallar la información que se encuentra dispersa en la web y, sin duda, es conveniente tener en cuenta algunos consejos; por ejemplo, si lo que buscan es una frase exacta, deberán usar comillas. Para conocer otros, los invitamos a leer lo que Google ofrece para operadores de búsqueda.


También podemos utilizar otros operadores[11]; los más frecuentes son los booleanos. Su función es establecer restricciones en la búsqueda. 

Como vamos a continuar utilizando los servicios de Google, será conveniente que lean los consejos que allí se dejan.

En el caso particular de Google, con el objeto de facilitar restricciones en las búsquedas, se utilizan filtros (como imágenes, noticias, videos, vuelos y más.




También ofrece acotar la búsqueda, aplicando más filtros, desde Herramientas de búsqueda[12].



5.2 CMI Competencia para el Manejo de la Información

Hablamos de infoxicación, de abundancia de datos, de producción ilimitada a escala global, pero, no hemos dado números. La consultora NetCraft, de acuerdo con la encuesta de julio de 2014, señala que hay 996.106.380 sitios activos, lo que supone mucha mayor cantidad de páginas disponibles para los navegantes. No es, por lo tanto, humanamente posible bucear en semejante volumen y, por eso, se habla- tomando la metáfora oceánica- de una internet profunda. Otros, lo asocian con un iceberg. Como fuere, lo que se trata de significar es la imposibilidad de acceso y, siquiera, una verdadera aproximación al fenómeno que incluye tanto lo positivo como lo negativo (la moneda siempre tiene dos caras), ya que no todo está indexado en los buscadores.

Ante semejante horizonte de posibilidades, es innegable la urgente necesidad de desarrollar habilidades que permitan manejarlo de algún modo, produciendo conocimiento y evitando otro fenómeno que ha venido creciendo (plagio siempre hubo) de la mano del incremento de materiales y la facilidad que da la tecnología: el copy paste, algunas de cuyas causas remiten a las prácticas pedagógicas.

Esa competencia es conocida como Competencia para el Manejo de la información o CMI y refiere a la capacidad de reconocer cuándo es necesaria la información así como lograr ubicarla, evaluarla  y usarla efectivamente.




En 2001, Chen y Adalian[13] presenta-ron una rúbrica general mostrando los componentes involucrados[14], en oportunidad de divulgar una experiencia que tuvo como eje la CMI.


El objetivo perseguido fue lograr que los usuarios se manejaran con cierta experticia y, para ello,  consideraron central el aprendizaje situado:

“[...] La educación sobre la competencia de la información implica  que los individuos aprendan a usar los recursos de información formal e informal disponibles para sus vidas profesionales y  privadas. Los estilos de aprendizaje basados en investigación fácilmente se adecuan a la competencia de la información. En esencia, la competencia de la información provee un esquema en  el que los estudiantes pueden aprender a aprender. La integración exitosa de la clase resulta del aprendizaje como un ambiente compartido y del maestro que actúa como  moderador del aprendizaje. Los estudiantes asumen un papel  más activo y la responsabilidad de adquirir conocimientos, especialmente si requieren hacer algo con la información (Ej: solucionar un problema o una reorganización para una presentación) [...]" (pág.152)




El interés por el desarrollo de habilidades que permitan formar usuarios competentes ha generado investigaciones que derivaron a la construcción de modelos. Hay varios, pero nos concentraremos en tres: Gavilán (de origen colombiano), Big6 (de EEUU) y OSLA  (canadiense).  

 Cada uno de ellos está pensado en etapas que, resumidamente, se relacionan con: 
  • delimitación de un problema que requiere de investigación, 
  • búsqueda y evaluación de materiales que se vinculen con la necesidad, 
  • análisis y
  • aprovechamiento o aplicación para la resolución. 

No obstante, cada uno de ellos se ramifica en una serie de planos. Les ofrecemos un cuadro comparativo que lo muestra:



La complejidad que, en términos informacionales, estamos viviendo, nos obliga a pensar- tal como puntualiza Badia[15]- sobre algunos aspectos que resultan ineludibles sugerencias:

  • los profesores, como aprendices de su materia, deben ser competentes en el uso de las TIC para tratar la información.
  • funciones y procesos mentales se potencian con las requeridas para la búsqueda de información con herramientas tecnológicas
  • los estudiantes pueden ser competentes usando tecnologías variadas, pero no siempre en la búsqueda de información para transformarla en conocimiento.
  • “La única forma posible de garantizar que esta competencia sea alcanzada por todos los alumnos, en un grado mínimamente razonable, consiste en enseñar en los centros educativos, de manera intencional y sistemática, el uso estratégico de las tecnologías para manejar la información y que esta información se transforme en conocimiento”. (pág.13)
  • la formación de la CMI debería ser abordada por todos los docentes, sin importar la disciplina.

Como docentes (y como estudiantes) la CMI es una experticia que debemos adquirir y fomentar; cuanto antes, mejor.

5.3 Búsquedas y motores 

En la web son fundamentales las indexaciones de páginas para que los motores de búsqueda (comúnmente llamados buscadores)[16] puedan localizarlas en función de palabras clave u otras operaciones (como señalamos al comienzo).

En la actualidad, el avance ha generado la necesidad de ir acotando las búsquedas. Mencionamos algunos filtros que utiliza Google, pero, lo cierto es que hay otros buscadores muy útiles, como los que localizan materiales bibliográficos y académicos.

Incluso, en un grado superior de procesamiento, están los buscadores semánticos. Logran establecer, automáticamente, conexiones entre palabras y/o expresiones con otras que pueden ser conceptos, definiciones y/o desarrollos relacionados por su semántica; los resultados (a diferencia de lo que hace la mayoría (que ordena automáticamente  según la cantidad de consultas que tiene cada sitio o página, generando un ranking) se presentan por cercanía semántica.
También los hay en función de otras particularidades: 
Color Pickr
Busca imágenes por color que se encuentran alojadas en Flickr.

     

  • KngineA partir de las redes conceptuales que teje, localiza los contenidos; como asigna significado a las palabras, permite ubicar de manera inteligente e, incluso armar respuesta a las preguntas formuladas.



  • SlidefinderLocaliza placas de diapositivas, en función de las palabras que aparecen en ellas. Se provee el sitio donde están publicadas. Pueden ser descargadas.



5.4 Bibliografía






[1] Díaz, Patricia  (2012) "El cambio posible en la educación", en  Corporación Colombia Digital (comp), Aprender y educar con las tecnologías del Siglo XXI , Bogotá, pág.32. <http://colombiadigital.net/publicaciones_ccd/descargar_publicaciones.php?publi=9>
[2] En caso de interesar el estudio, disponible en inglés. <http://ipts.jrc.ec.europa.eu/publications/pub.cfm?id=4719>
[3] Rubia, Bartolomé y  Guitert, Montse (2014) "¿La revolución de la enseñanza? El aprendizaje colaborativo en entornos virtuales (CSCL) ", en Revista Comunicar, Nro 42, XXI, pág.11

[4] Cope, Bill y Kalantzis, Mary  (2009), “Aprendizaje ubicuo”, en Ubiquitous Learning. Exploring the anywhere / anytime possibilities for learning in the age of digital media, Champaign, University of Illinois Press.
<http://www.nodosele.com/blog/wp-content/uploads/2010/03/Cope_Kalantzis.Aprendizajeubicuo.pdf>
[5] Medina Velandia, Lucy (2012) "Tecnologías emergentes al servicio de la educación", en en  Corporación Colombia Digital (comp) , Aprender y educar con las tecnologías del Siglo XXI , Bogotá,  pág.43. <http://colombiadigital.net/publicaciones_ccd/descargar_publicaciones.php?publi=9>
[6] Entrevista realizada en 2010 en la sede de Conectar Igualdad, Buenos Aires, Argentina.
[7] Para profundizar en las ideas del autor, otra entrevista hecha en 2012, se halla disponible en <https://vimeo.com/27626710>
[8] El concepto de aprendizaje situado fue propuesto por  Lave y Wenger en 1991 para indicar que todo aprendizaje (para que ocurra) debe estar enmarcado en una situación que lo contextualice, promover la interacción y la colaboración.
[9] Valhondo Solano, Domingo (2002) Gestión del conocimiento: del mito a la realidad,  Madrid, Ediciones Díaz de Santos, pág. 48.

[10] Hansson, Sven Ove (2002): “Las inseguridades en la sociedad del conocimiento”, en Revista Internacional de Ciencias Sociales, Nro. 171, UNESCO.  <http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/HQ/SHS/pdf/171-fulltext171spa.pdf>
[11] Para consultar otros operadores, ver <http://dosei.who.int/iBistro_helps/Spanish/tip7102.html>

[13] Chen, Katherine y  Adalian, Paul (2001) "Incorporando a cursos la competencia de la información", en Journal of Materials Education,  Vol. 23 (1-3), pág. 151- 157.  <http://www.redalyc.org/pdf/266/26623322.pdf>
[14] La tabla reproduce el resultado, de acuerdo con el grupo de trabajo que se ocupó de la CMI en la Comisión sobre Recursos del Aprendizaje y la Tecnología Instructiva de la Universidad Estatal de California; data de 1995. Los autores la utilizaron para presentar los resultados de la aplicación en un curso de Ingeniería en materiales
[15] Badia, Antoni (2009) "Enseñar a ser competente en el uso de las TIC para manejar y transformar la información en conocimiento", en  Aula de innovación educativa, Nº 181, Barcelona, Graó , págs. 13-16
[16] Para conocer el funcionamiento del motor de búsqueda de Google, ver <http://www.20minutos.es/noticia/1751329/0/google/algoritmo/buscador/>

domingo, 22 de febrero de 2015

ENTORNOS VIRTUALES DE APRENDIZAJE


Este extracto está tomado del Módulo I.- Inmersión en los Entornos Virtuales de Aprendizaje.  https://snte.declara.com/class/528854/page/528867 y se complementa con un breve recorrido del capitulo 4 [aprender y enseñar en colaboración] del texto de  Begoña Gros. Educación y retos de la educación virtual. 

4.1 La competencia digital


En el año 2006, la Unión Europea incorporó la competencia digital como una de las ocho  básicas para el aprendizaje permanente. Lo que el organismo planteó en ese momento y se extendió internacionalmente es una definición que compartimos[1]:
    
 La competencia digital implica el uso confiado y crítico de los medios electrónicos para el trabajo, ocio y comunicación. estas competencias están relacionadas con el pensamiento lógico y crítico; con destrezas para el manejo de información de alto nivel y con el desarrollo eficaz de las destrezas comunicativas.
            En el nivel más básico, las destrezas de TIC comprenden el uso de tecnologías multimedia para recuperar, evaluar, almacenar , producir, presentar e intercambiar información y para comunicar y participar  en foros a traves de internet".

Es, sin duda, un gran desafío para gran parte de la población que no ha estado expuesta a las TIC llegar a ese mínimo. Supone poner en funcionamiento una serie de dispositivos que permitan generar las condiciones necesarias para que ese conocimiento sea adquirido, dentro y fuera de los ámbitos educativos formales.

¿Cómo puede ser interpretada esa competencia digital en otros términos?
Los invitamos a ver una entrevista a Jordi Adell[2][2], quien claramente lo explica:


4.2 Competencia digital docente


Como J. Adell ha expresado, el desarrollo de la competencia digital que deben adquirir los estudiantes, antes tiene que ser lograda por los docentes. En la misma línea de pensamiento, Pere Marquès[3][ argumenta las razones por las que el sistema educativo en su conjunto debe incorporar las TIC y lo resume en una gráfica[4] que tiene el objetivo de concientizar.



Podrían plantearse, quizá, la pregunta de para qué necesitan estas competencias, si ya se han formado en la docencia y, en todo caso, la atención debiera estar puesta en los avances disciplinares.

Si ese fuere el caso, dejando de lado la cuestión de la enseñanza, piensen en lo que Begoña Gros nos dice:
"[...] Debemos tener la capacidad de aprender lo que es necesario en cada momento de la vida, o la capacidad de encontrar la información requerida, de seleccionarla y utilizarla. Por esta razón, es fundamental ser competente como estudiante virtual, ser competente en sacar provecho de aprender a distancia y en desempeñarse con cierta solvencia en un entorno digital. Y cuando decimos estudiante virtual no nos referimos necesariamente al estudiante en un curso o en una formación 100% a distancia, sino a un estudiante que en el marco de su proceso formativo se encuentra en un entorno digital, tanto si es una única actividad complementaria en un curso presencial como si es un curso completamente virtual [...]"[5].
En consecuencia, la necesidad que enfrentan los docentes, en referencia a la competencia digital, excede los límites de las disciplinas para las que se han capacitado. No se trata del uso de un determinado software, sino de la posibilidad de resolver situaciones vinculadas con el aprovechamiento de las herramientas disponibles para el tratamiento de la información y la comunicación; esas experiencias y otras, que surgieren de aquellas, podrán- luego- con una mirada pedagógica, incorporarse a las estrategias de enseñanza.
La competencia digital básica incluye habilidades para buscar, obtener, procesar y comunicar información con el objeto de transformarla en conocimiento, mediante distintos soportes y aprovechando criteriosamente lenguajes variados (lingüístico, icónico, gráfico y sonoro).
La incorporación de estas habilidades, pensada en función de su implementación áulica, impone un cambio en las propuestas didácticas. Siguiendo a Marc Prensky[6]:

"[...] El papel de la tecnología en nuestras aulas es dar apoyo al nuevo paradigma de enseñanza. Esto es, el papel de la tecnología -su único papel- debería ser el de ayudar a los estudiantes a aprender por sí mismos (con la guía de su profesor, por supuesto). La tecnología no facilita, y no puede hacerlo, la vieja pedagogía de la transmisión, excepto en los detalles más pequeños, como las imágenes y los videos. De hecho, cuando los  profesores usan el "antiguo" paradigma de la clase magistral añadiéndole tecnología, en la mayoría de los casos esta es un estorbo [...]" 
Cada docente deberá poner en juego sus conocimientos disciplinares, los objetivos que suponen los contenidos y plantearlos bajo la óptica esperada. 

Pero, tal como Guida Al·lès[7] resume en la imagen[8], la incorporación de TIC requiere un cambio de metodología y, para que eso ocurra, es necesario que el docente que está siendo formado en competencias perciba cómo las herramientas y nuevas propuestas lo permiten y no desvían la importancia de lo disciplinar.

De allí que  Morales Arce[9]  destaque que:
“[...] la capacitación digital debe tener en cuenta el conocimiento y la generación de los materiales, y fomentar el trabajo en equipo, la cooperación y la coordinación entre los docentes, porque no hay que olvidar que el profesorado sigue siendo una pieza clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje [...]”.








[1] Fuente: Moya Otero, J. y  Luengo Horcajo, F. (2011) Teoría y práctica de las competencias básicas, Barcelona, Graó, pág.229
[2] Jordi Adell Segura es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación y doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Valencia. Actualmente es profesor titular de universidad del área de Didáctica y Organización Escolar en el Departamento de Educación de la Universitat Jaume I de Castellón.

[3] Pere Marquès Graells es Maestro, licenciado en económicas y doctor en pedagogía. Especializado en el diseño, desarrollo y evaluación de recursos multimedia para la educación y en la aplicación de nuevas metodologías didácticas para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje con la ayuda de las TIC.
[5] Begoña Gros (Ed) (2011)  Evolución y retos de la educación virtual. Construyendo el e-learning del siglo XXI. Barcelona, Editorial UOC, Licencia Creative Commons, pág. 40-41.
[6] Prensky, Marc (2008) "El papel de la tecnología en la enseñanza y en el aula", en Educational Technology, Nov-Dic. Documento disponible en http://es.scribd.com/doc/224353710/El-Papel-de-La-Tecnologia-Marc-Prensky
[7] Licenciada en Pedagogía. Acompaña procesos formativos a centros centrados en la mejora a partir de las competencias básicas.
[8] Al·lès, Guida. (2010) "Las competencias basicas un puente entre el conocimiento y la vida", en Barba, C. y Capella, S. (comp) (2010) Ordenadores en las aulas: La clave es la metodología, Barcelona, Graó, pag- 56
[9] Morales Arce, Víctor Gerardo (2013) "Desarrollo de competencias digitales docentes en la educación básica", en Revista Apertura; Vol 5, Nro.1.